Si no se nos atraviesa una crisis en el camino, deberíamos estar preparados para regresar a tener los niveles económicos que teníamos en el 2018 por ahí del ¡2026!

Si fuera México una fotografía, sin crecimiento poblacional ni más movimiento, estaríamos entonces ya recuperando los niveles previos al inicio del sexenio.

Pero si medimos el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, entonces sí hay que esperar al menos estos tres años para recuperar lo perdido por diferentes circunstancias.

La calamidad más evidente fue la pandemia de Covid-19, con la parálisis provocada por esa enfermedad, de hecho la economía del mundo entero entró en una recesión.

Sin embargo, la manera de enfrentar las consecuencias económicas del SARS-CoV-2 fueron diferentes entre los países.

Evidentemente que las naciones con más recursos pudieron tomar decisiones fiscales y monetarias para no dejar a su población desamparada en plena parálisis. La gente que perdió su empleo o sus ventas encontró en su gobierno alguna ayuda para su supervivencia.

De hecho, muy pocos países en el mundo dejaron en el desamparo a sus ciudadanos en plena pandemia. Uno de ellos fue México.

Sin ayudas, ni subsidios, ni un salario básico emergente, millones de personas quedaron a su suerte, se endeudaron, recurrieron a sus familiares y amigos para subsistir, porque el régimen no se quería endeudar para respaldar a los ciudadanos.

Así México, que de hecho llegó a la crisis de la Covid-19 ya en recesión, tuvo una caída mucho más profunda que la mayoría de las naciones comparables, y ni hablar de sus socios comerciales, y un proceso de recuperación mucho más lento.

Por ello, el buen dato preliminar del comportamiento del PIB durante el segundo trimestre de este año, que arroja un crecimiento anualizado del 3.6% es todavía parte de un fenómeno de rebote tras la caída de la crisis del 2020.

Muchos países tuvieron recuperaciones tan pronto como el 2021, la mayoría en el 2022, pero México tuvo que esperar hasta este punto para poder decir que nominalmente estamos recuperados.

Pero, eso, no somos una fotografía. Todo lo que como mexicanos perdimos desde la recesión del 2019, la crisis del 2020 y su lenta recuperación posterior, lo podremos ver compensado hasta 2026 cuando se alcancen niveles del PIB per cápita similares a los que había en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Eso haría de este un sexenio perdido y con pilón.

Y, claro, va a depender de cómo se conduzca la economía en estos años por venir, porque la estimación es que el PIB de México pueda crecer este año al 3% y por lo menos el 2% durante los siguientes tres años para lograr esa recuperación.

Entre los focos rojos externos más intensos que pueden ser predecibles está el regreso de los bancos centrales a la neutralidad de sus políticas monetarias. Las tasas de interés tan altas afectan la economía, pero una baja del costo del dinero de forma torpe puede afectar a los mercados financieros.

Y en la parte interna, el manejo de las finanzas públicas por el gasto electoral que está en marcha y por las transferencias que se mantengan a ese barril sin fondo que es Petróleos Mexicanos.

 

     @campossuarez