La segunda temporada de la serie es una herramienta de visibilidad y empatía.
La violencia contra la comunidad LGBT+ existe, aún en 2023.
No por nada la gente continúa protestando por la igualdad en junio. Porque casos como el de O’Shae Sibley, un hombre de 28 años abiertamente gay que fue apuñalado en Brooklyn por expresar su sexualidad, siguen presentes. Aún más en contra de las personas transgénero.
Podemos proclamar que el mundo es ya igualitario, pero salir del closet sigue siendo aterrador porque aún hay mucha hipocresía en México. O, en el caso de mucha gente, una discriminación directa. Las personas LGBT+ necesitan de visibilidad, empatía y amor, no solo para acompañar a quienes pasan por esto, si no también para educar a quienes no lo viven en carne propia.
Heartstopper inició como un pasatiempo para lx escritorx Alice Oseman, cuya serie de cómics inició en la web en 2016, con libre acceso para todxs. Su éxito fue tal que ellx sacó volúmenes de estas historietas, los cuales han vendido 4 millones de copias hasta el momento. Pero la misión no termina ahí: Netflix está adaptando la conmovedora historia de Nick y Charlie, así como su complejo y hermoso romance, en una serie de televisión, cuya segunda temporada estrenó ayer en la plataforma.
Esta historia destaca no solo por su diversa representación, con personajes gay, bisexuales, trans y lésbicos, si no también porque habla sobre el lado oscuro e incómodo de ser queer: el salir del closet, además de cómo la desigualdad y discriminación existe en gente de todas las edades. Pero también nos muestra que hay redes de apoyo en todas partes.
También es admirable su manejo de la bifobia, común en entornos heterosexuales y bisexuales, y rara vez exhibida en medios de entretenimiento.
Además, se habla de lo difícil que puede ser aceptarse a unx mismx, la carga emocional que eso conlleva, sobre todo con quienes más queremos. La salud mental y la comunicación son elementos clave con los cuales la serie expone relaciones sanas, las cargas individuales de cada quien y también cómo se ven las relaciones tóxicas.
He ahí una clave de Heartstopper: no está dirigida exclusivamente a la comunidad LGBT+. Aunque este sector pueda sentirse más identificado por obvias razones, el exitoso programa también le habla a lxs aliadxs, quienes pueden sentirse incómodxs de reflexionar sobre sus propios comportamientos. Si esta historia cumple su propósito, más gente se atreverá a ser ellxs mismxs, y más aliadxs se sumarán a la causa. Porque se trata de derechos humanos, de normalizar, de alejarnos de los tabúes. Ver esta serie es un gran primer paso para ello.
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