Ecuador decretó el jueves el estado de excepción tras el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, segundo en intención de voto para las elecciones generales del 20 de agosto, registrado la noche del miércoles en Quito.
La medida adoptada por el mandatario Guillermo Lasso, que permite el patrullaje de militares en las calles de este país azotado por la violencia ligada al narcotráfico, busca garantizar el desarrollo de los comicios, cuya fecha se mantiene.
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Villavicencio, un experiodista de 59 años y de centro que destapó varios casos de corrupción, había denunciado la semana pasada amenazas contra él y su equipo de campaña. Murió al ser baleado cuando abandonaba un polideportivo en el norte de la capital después de encabezar un mitin.
Lasso responsabilizó del ataque a miembros del “crimen organizado” y advirtió que “les va a caer todo el peso de la ley”. “Este crimen no va a quedar impune”, aseguró.
El candidato de los movimientos Construye y Gente Buena era uno de los ocho presidenciables para los comicios anticipados en Ecuador, un país que fue durante décadas un oasis de paz en Sudamérica, pero que comenzó a cambiar hace unos años a raíz de vínculos con cárteles mexicanos y colombianos.
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“Se mantienen inalterables” las fechas de las elecciones, dijo el jueves la titular del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint.
Autoridades de varios órganos estatales dialogaron de urgencia en la sede presidencial tras el atentado, que dejó también nueve heridos, incluido una candidata a asambleísta y dos policías. Un presunto atacante también falleció a causa de un cruce de balas con personal de seguridad y seis personas están detenidas, según la fiscalía.