El melón se partió hace mucho. Sin embargo, las últimas escenas que hemos visto en Europa son las que han golpeado realmente la imagen de México en el exterior.

En mayo un cafre mató a un pobre perro metiéndolo en aceite hirviendo. La agonía del can fue ilimitada.

Hace poco tiempo un salvaje golpeó brutalmente a un joven porque no le estaba atendiendo. Las cámaras de seguridad lo registraron. Ocurrió en un restaurante de comida rápida en San Luis Potosí.

Poco tiempo después, un pedazo de animal asestó varias cuchilladas a Milagros Montserrat, una mujer que ese día cumplía cuarenta años.

Aquella mujer se desangró delante de las cámaras de seguridad.

El mundo del hampa acabó con cinco jóvenes en Jalisco la semana pasada. Quisieron captarlos para que trabajaran para ellos, tras su negativa hicieron que uno asesinara a sus cuatro compañeros a base de pedradas y cortándoles el cuello. Al final también mataron al que no tuvo más remedio que asesinar.

Todas, todas estas escenas han llegado a Europa. Las alarmas se han disparado. Porque ya no es un asunto del narco, también está habiendo una degradación de la propia sociedad.

La muerte del perro en aceite hirviendo, los golpes al joven, las cuchilladas de San Luis y la última, los jóvenes matándose entre ellos mientras el narco lo grababa, han hecho que México sea un país donde los extranjeros no quieren venir y no solo ellos. Algunas empresas se lo piensan dos veces.

Duele, duele mucho México, pero con esta violencia no llegamos a ningún sitio.

 

        @pelaez_alberto