Primero (y para evitar regar más tecnicismos que se olvidan pronto): un bloatware es, a grandes rasgos, esa app que viene preinstalada con el sistema operativo de nuestro móvil, pero que no sirve para nada. Es decir, esas apps que vienen por default. Que no sólo son molestas por sí mismas, sino que presentan, en el peor de los casos, un riesgo de ciberseguridad en algunas ocasiones.
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Al conocer ahora que no sirven de nada, sabemos entonces que no son vitales para el funcionamiento del sistema operativo. Y sin embargo no se pueden eliminar fácilmente. Muchas veces porque los mismos proveedores de estos softwares pagan a fabricantes y distribuidores de estos dispositivos para que instalen estas aplicaciones y no hay mucho que nosotros como usuarios podamos hacer.
Aunado a los riesgos a los que se encuentra expuesto el usuario, muchas veces los dispositivos se ven afectados en su funcionamiento: lo ralentizan y ocupan bastante espacio. O, en el mejor de los casos, sólo están ahí “estorbando” y no hay mucho (o nada) que podamos hacer.
Por fortuna, el bloatware puede eliminarse. Lo lamentable es que necesitamos instalar algunas herramientas para poder hacerlo. Pese a que suena complejo o incluso riesgoso descargar otras aplicaciones para, podría valer la pena que hagamos el esfuerzo de eliminar esto para evitar esos riesgos de seguridad cibernética a los que podemos estar expuestos.
Finalmente, si no quieres arriesgarte a eliminar estas aplicaciones basura con ayuda de otras herramientas, puedes: desactivar las aplicaciones –acción que puede efectuarse en la mayoría de los casos– y evitar que se ejecuten y consuman energía; actualizar y optimizar: asegúrate de estar al día con las actualizaciones del sistema y las apps.