A pocos meses de la COP28 en Dubái, aumenta la presión sobre los gigantes petrolíferos, acusados por grupos medioambientales de abandonar paulatinamente sus compromisos de descarbonización para complacer a accionistas y bancos.
El problema “son las energías fósiles en sí mismas, y punto”, dijo en junio el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, señalando al petróleo, el carbón y el gas como responsable de las olas de calor como las que sofocaron recientemente Hawái, Canadá o Grecia.
Estos combustibles son “incompatibles” con la supervivencia de la ONU exige a petroleras apurar descarbonización humanidad, dijo Guterres, que en septiembre acoge en Nueva York una cumbre internacional sobre el clima antes de la COP28 de Dubái de principios de diciembre.
Paradójicamente, esa conferencia en Emiratos Árabes Unidos estará presidida por el director ejecutivo de la petrolera nacional del país del Golfo.
También Greenpeace acusó el miércoles en un informe a las empresas de gas y petróleo europeas de “no hacer nada” por la transición energética y de “no cumplir en absoluto sus compromisos climáticos”. Según la oenegé, que ha analizado los resultados de 2022 de las 12 principales empresas petroleras y gasísticas del continente, estas destinaron de media 92.7% de sus inversiones a combustibles fósiles.
Solo 7.3% se dirigieron a “una producción de energía sostenible y a soluciones de bajo contenido en carbono”.
Greenpeace critica también que la electricidad renovable (que no emite CO2 y, por lo tanto, no contribuye al calentamiento del planeta) generada por estas 12 empresas solo representa un 0.3% de su producción global de energía, contra un 99.7% procedente del petróleo y del gas.
La ONG denuncia la ausencia de una “estrategia coherente” de estos gigantes energéticos que, en su mayoría, se comprometieron a alcanzar la neutralidad de carbono de ahora a 2050.
LEG