¿Qué pasará con las nuevas producciones cinematográficas?
A lo lejos, vemos cómo Hollywood arde.
Desde el 2 de mayo, lxs escritores de programas de televisión y películas pararon su chamba en conjunto debido a, entre cosas, pagos injustos por el sistema rápido en el que se construyen las series, la inequitativa distribución de regalías y la amenaza de que la inteligencia artificial abarque su arduo trabajo.
Más adelante, el 13 de julio, lxs actores se unieron a esta huelga, siendo la segunda en la historia en donde actores y escritores detienen sus trabajos para reclamar derechos y mejores condiciones laborales —la primera de ellas fue en 1960—.
Durante esta disputa, la máquina de Hollywood sigue como si nada. Aunque lxs actores no salieran a dar entrevistas, no asistieran a las premieres o no promocionaran las cintas en redes sociales, las películas desfilaron en las carteleras como si no hubiera huelguistas afuera de los estudios más importantes de Los Ángeles. Después de todo, a pesar de charlas entre ejecutivxs y protestantes, no se ha logrado ningún acuerdo.
Corte al 24 de agosto de este año, donde el primer bombazo sucedió. A causa de las manifestaciones, Dune Parte 2, la esperada secuela del éxito de ciencia ficción de Denis Villeneuve, retrasó su estreno del 3 de noviembre de este año al 14 de marzo de 2024. Con esta sacudida, los estudios están mostrando que tienen miedo a la huelga. Ya no pueden seguir con los ojos vendados, ignorando a toda la gente pisando su césped.
Por fuera, como espectadores, podremos refunfuñar, hacer gritos en el cielo, porque pues ni que fuera Covid, ¿no? Sin embargo, esto no es motivo de berrinche.
Es destruir no solo los sueños de las personas que quieren dedicarse al entretenimiento, si no el acceso a un salario digno a mucha gente apenas entrando a la industria.
Para lxs actores, es reemplazar el trabajo de extras por computadoras, y muchas carreras comienzan con este tipo de papeles, entre ellas la de Viola Davis y Brad Pitt.
Para lxs escritores, su misma carrera está completamente en juego. Tal y como explica Jesús Iglesias, el conocedor de cine que lleva la cuenta de Instagram “Pelis de la semana”, las reglas sobre qué será original o no cambiarán por siempre. Porque, para que una obra se considere humana, esta debe ser modificada, incluso mínimamente, por una persona.
Entonces, puede haber un libreto escrito por computadoras, pero si le corregimos la ortografía o cambiamos ciertos elementos de ese producto ya, es propiedad del humano. ¿Dónde queda el valor artístico de las historias si los guiones los hacen robots? Los relatos son significativos porque partieron del corazón y de la imaginación de otra persona que, como nosotrxs, llegó a sentirse sola, enamorada, entusiasmada, aterrada… no podríamos compartir esa sensación con una máquina. Si ya de por sí con cintas como Megalodón 2 existen, ¿qué nos espera ahora con guiones mecánicos? ¿Acaso Hollywood no aprendió nada de Barbie?
O los estudios se echen para atrás y hacen locuras como las de Joan is Awful, o esas llamas en Hollywood quemarán la creatividad de todxs.
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