Ha llegado el mes que, para las y los mexicanos, implica revivir traumas y recordar sucesos desafortunados que han azotado al país. Más recientemente, los sismos que tuvieron lugar los pasados 7 y 19 de septiembre de 2017. Mismos que, tras alarmar y sepultar la ciudad en el horror, hicieron recordar el histórico terremoto de 1985.
Paralelamente a ese susto, y con la fortuna de poder contarlo y ser alertados, recordamos también que hay personas que han quedado debajo de los escombros de edificaciones y casas, principalmente. No sólo en México, sino también en sismos que han acontecido en Siria, Turquía, Japón y otros territorios.
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Pero, ¿qué espacio y tiempo hay para poder hallar a alguien con vida sabiendo que está bajo los escombros? Es sabido que la mayoría de los rescates suceden en las primeras 24 horas después del infortunio. Y aunque el paso de más tiempo no garantiza el fallecimiento de la persona, sí decrecen las posibilidades de hallarlos con vida, tal como han contado los expertos.
Factores como el agua, el aire, el clima, la edad, la condición física, la condición mental, las lesiones provocadas por el aplastamiento, los medicamentos en caso de una enfermedad crónica son vitales para la supervivencia más allá del tiempo estimado, que consideran los expertos, es de 72 horas. “La Norma Oficial Mexicana considera que después de 72 horas no es posible que una persona sea rescatada”, apuntó el Dr. Manuel Bárcenas en 2017.
Recordemos, finalmente, que hay casos extraordinarios donde personas han sido rescatadas después de más de siete días. De tal modo que las horas no son una regla estricta ni obliga a que las cosas vayan a suceder así obligatoriamente. La vitalidad, el ánimo, el escenario están en primer lugar. Se ha tratado siempre de seguir luchando.