Al concluir una visita a Mongolia, el 43º periplo de su pontificado de una década, el papa Francisco dijo ayer que ya no le es “tan fácil” viajar.
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“Les digo la verdad, para mi viajar ya no es tan fácil como al inicio, pues hay limitaciones al caminar”, dijo el pontífice, de 86 años de edad, al ser preguntado por periodistas sobre el futuro de sus viajes oficiales.
En su paso por el país asiático, Francisco tendió la mano a China, con la que el Vaticano no tiene relaciones diplomáticas.
“Queridos hermanos y hermanas de Mongolia, gracias por el don de la amistad que recibí en estos días.
¡Bayarlalaa! (gracias en mongol) Que Dios los bendiga”, indicó en la red social X, poco después del despegue del avión papal.
El vuelo llegó a Roma poco después de las 16:00 locales.
Con esta visita a Mongolia, nación situada entre China y Rusia, Francisco se planteó dos objetivos: llegar a una región remota donde el catolicismo aún no está muy extendido, y aprovechar su presencia a las puertas de China para estrechar lazos con Pekín.
CON INFORMACIÓN DE AFP
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