Foto: Gabriela Esquivel / La reparación de este instrumento puede tardar hasta seis meses, debido a que es una labor artesanal, en la que se da mantenimiento a cada pieza. Si se requiere cualquiera de los servicios que ofrecen, puede encontrar este negocio familiar en la calle Antenor Salas número 9, en la colonia Atenor Salas, alcaldía Benito Juárez  

En la Ciudad de México se encuentra uno de los establecimientos dedicados a la afinación y reparación de pianos de gran tradición, un oficio acuñado desde hace 65 años por la familia Guerrero.

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Aarón Guerrero, quien se especializa en la afinación de estos instrumentos, explicó en entrevista con 24 HORAS que el trabajo en la regeneración, afinación, así como la reparación y cambio de materiales, barnices y estética de estos instrumentos fue una labor iniciada por su padre, el señor José Guadalupe Guerrero, hace ya más de seis décadas, siendo heredado a Aarón, su hermana y hermano, quienes ahora son los encargados de preservar el legado familiar de Pianos Clásicos Guerrero.

“Le ayudábamos y después por cuestiones del destino nos quedamos en la labor y al final de la historia pues nos gustó mucho el oficio”, explicó Aarón, quien incursionó en esta ocupación cuando tenía 17 años.

El proceso de afinación debe realizarse a domicilio y puede llevarse cerca de hora y media, mientras que una reparación es más compleja, pues depende del nivel de reparación y lo materiales que se requieran, por lo que puede tardar desde los dos meses hasta el medio año, ya que se trata de un trabajo artesanal en el que le dan mantenimiento pieza por pieza.

Los estudiantes, las escuelas y los centros culturales son los principales clientes que acuden en busca de sus servicios, donde las afinaciones tienen un precio de mil 500 pesos, mientras que los costos de reparación varían en función de los materiales y piezas requeridas.

Sobre las aptitudes y conocimientos que requiere una persona para ser afinador de estos grandes instrumentos, Aarón indicó que no debe contar necesariamente con estudios musicales, pero sí con nociones básicas, así como recibir cursos para afianzar técnicas específicas.

A lo largo del tiempo este noble oficio ha enfrentado diversas complicaciones y retos, no obstante, no ha faltado trabajo, por el contrario, el avance tecnológico les ha permitido comprar piezas directamente con fabricantes, lo cual considera ha sido un beneficio, refirió Aarón.

Respecto a que esta labor sea parte de un linaje familiar, refirió que se trata de una sensación agradable, principalmente porque se lleva a cabo de manera unida.

Señaló que en su gremio son pocos los que se encuentran establecidos, por lo que la competencia es alta, sin embargo, subrayó que “existe mucho compañerismo, no hay tantas envidias ni nada, al contrario, nos apoyamos mucho entre colegas”.

Desde su perspectiva, es un oficio que no es valorado al 100% debido a la falta de cultura, principalmente musical, dentro de la sociedad, sin embargo, explicó que se encuentra satisfecho con su labor, al considerar que tiene un impacto positivo.

“Cuando llego a un domicilio para afinar un piano, lo más importante para mí es la satisfacción en el momento en que el cliente se sienta a tocar… y nota el cambio que hubo, eso me satisface muchísimo”, refirió con orgullo, pues afirmó que es una sensación muy agradable darse cuenta que es un trabajo que no cualquiera hace y genera que las personas se sientan más humanas.

 

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