¿Qué lo que quiere Marcelo Ebrard? ¿Trascender como político demócrata, estar en la boleta presidencial al costo que sea, venganza en contra de Morena por lo que dice que le hicieron o servir, como lo sugirió López Obrador, como el “candidato esquirol’’ que le quite votos a la oposición?
En Morena tienen prendidas las veladoras para que el exsecretario de Relaciones Exteriores acepte la candidatura presidencial del Movimiento Ciudadano la cual, nos dice una fuente del partido, hasta ayer no se la habían ofrecido.
Ya no será candidato ciudadano porque el plazo legal para manifestar esa intención venció justo ayer por lo que solo le queda la opción del MC, aunque el dueño del partido, Dante Delgado, aseguró varias ocasiones en este año que “irían con un candidato propio’’.
Pero, como el propio Dante dice, “en política las cosas no son, van siendo’’.
Ebrard le haría daño a la candidatura de Xóchitl Gálvez, esto se ha analizado desde meses atrás, porque previsiblemente su eventual candidatura presidencial le restaría votos al Frente Amplio por México más que a Morena.
El también exjefe de Gobierno ya reconoció que su grupo no tiene cabida en Morena, pero, ojo, no ha tocado ni el pétalo de una insinuación a López Obrador, al que aparentemente sigue ligado.
Entonces, rompe con Morena pero está en la órbita presidencial… ¿por qué tiene una misión que cumplir?
El lunes se despejarán las dudas sobre el futuro del grupo ebrardorista; el exfuncionario compró tiempo ayer y tendrá todo el fin de semana para planear lo que quiera no solo para su futuro, sino para el de los políticos que se la jugaron con él.
¿Quiere luchar realmente por la reivindicación de la democracia o quiere venganza por la forma en la que fue derrotado?
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Otro de los damnificados por el juego de los espejos en Morena es Ricardo Monreal.
El zacatecano entró al juego de los seis, en las últimas semanas previas al acuerdo luego de que López Obrador “lo perdonara’’.
Como recuerda, Monreal pasó más de dos años sin ser recibido por el Presidente debido a la posición crítica que el senador había tomado respecto a declaraciones o decisiones del Ejecutivo.
Esta posición crítica le había generado una gran simpatía, pero, luego del reencuentro con López Obrador, sus declaraciones cambiaron drásticamente.
La moderación le ganó un lugar en la lista.
Se especuló que el acuerdo con el Presidente había sido moderarse a cambio de la candidatura a la Jefatura de Gobierno de la CDMX.
Por meses se especuló sobre ese fantasmal acuerdo; sin embargo, el zacatecano quedó en el último lugar en las encuestas, incluso por debajo de Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco, con menos méritos políticos.
Monreal fue un leal servidor de López Obrador; ahí está la lista de asuntos del interés del Ejecutivo que fueron sacados gracias a sus negociaciones.
Sin embargo, esos méritos parece que no serán suficientes.
Ayer la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, solicitó licencia para separarse del cargo a partir del 15 de septiembre para buscar la candidatura a la CDMX.
Mala señal para Monreal, pues se sabe que Brugada es de las consentidas de Claudia Sheinbaum; también fue mala señal para el zacatecano que “activaran’’ al jefe de la Policía de la Ciudad, Omar García Harfuch, como posible competidor cuando es bien sabido que el Presidente lo traga pero no termina de digerirlo.
¿Qué hará Monreal para recuperar su capital político?