La presencia de Fenómenos Aéreos Anómalos no Identificados (FAANI) en el espacio aéreo mexicano y a escala mundial representan un riesgo a la seguridad en la aeronavegabilidad, advirtieron investigadores y especialistas en el tema.
En una audiencia pública realizada en la Cámara de Diputados a la que asistieron estudiosos de este fenómeno en Estados Unidos, Brasil, Francia, Argentina, Japón, además de México, el contralor aéreo Enrique Kolbeck enfatizó la peligrosa existencia de este fenómeno que no es un mito, cuento o leyenda.
Aseveró que su presencia compromete la responsabilidad y desempeño de los controladores aéreos en el país.
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“Este fenómeno no evita la operación aeronáutica, simplemente la ignora invadiendo peligrosamente espacios exclusivos para ascenso y descenso, aproximaciones y rutas de nuestro país, es ahí donde se compromete altamente la seguridad de la aeronáutica y por eso es un peligro potencial.
“Este fenómeno se presenta con una tecnología superior y diferente desarrollada en el mundo, aparentemente se conducen con voluntad, con una navegación determinada; aparece y desparece súbitamente, maniobra y navega diferente a lo conocido”, dijo Kolbeck.
El contralor presentó cuatro casos en el país en los que este fenómeno puso en riesgo aeronaves nacionales.
El primero, relató, se dio en Mazatlán, Sinaloa, el 19 de noviembre de 1975, con tres aeronaves en el espacio aéreo que fueron interceptadas por un objeto que obligó al descenso de emergencia en esa ciudad.
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Al final de la audiencia pública, calificada por el especialista en temas de ovnis Jaime Maussan como histórica, este presentó supuestos restos de dos seres “no humanos con más de mil años de antigüedad” que según él fueron encontrados en Perú, cerca de las Líneas de Nazca, en 2015.
El 28 de julio 1994 una aeronave de Aeroméxico en ruta de Guadalajara a la Ciudad de México se acercaron dos objetos e incluso impactaron en el tren de aterrizaje.
El caso Morelia, el 20 de octubre de 2002 hubo una interferencia ilícita en la cabecera de la pista 23 que impidió el despegue de la aeronave.
En esa ocasión, dijo Kolbeck, tanto el piloto y como el controlador se dieron cuenta que había objetos de apariencia metálica de entre 15 o 20 metros que impedían el despegue durante aproximadamente 15 minutos.