Las remesas, es decir, “las transferencias de dinero o en especie que los migrantes hacen directamente a sus familias o comunidades en los países de origen”, según la definición de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), forman parte crucial de la economía de algunos países de Latinoamérica y el Caribe. Su significancia es tal que, según un gráfico de CIFRAS, las “remesas del 2022 de USA hacia América Latina y el Caribe, superó al PIB de Ecuador”.
Te puede interesar: Neobancos aprovechan potencial Fintech para expandir presencia: Alexis Nickin Gaxiola
Apuntan, con ese valor de las remesas, el cual es de 142,844 millones de dólares, que si estas últimas fueran un país, serían la séptima economía de Latinoamérica, tan sólo debajo de Perú, y superando a República Dominicana, Guatemala y Costa Rica, además de Ecuador.
Un análisis hecho por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apunta que este ha sido el crecimiento más alto de las remesas en los últimos 20 años. Tan sólo “con respecto a los valores observados un año antes”, el crecimiento mostrado por las remesas fue de 11.6%. “Este incremento es menos de la mitad de lo registrado en 2021 (25,9%), cayendo en la parte inferior de lo anticipado en nuestra publicación de junio pasado, pero superior al promedio de los últimos 10 años”, apunta el informe del BID.
Apuntes generales sobre los países de ALC
México es el país que más remesas recibe dentro de la región ALC. Es decir, del total, “recibe el 41% de las remesas”. Más abajo se encuentran Guatemala, República Dominicana, Colombia, Honduras, El Salvador, Ecuador, Brasil, Haití, Perú, Jamaica, Nicaragua, Bolivia, Argentina entre otros.
Pese a encabezar la lista, para México las remesas presentan únicamente el 4% del PIB. Lo cual resulta en un contraste interesante con respecto a países como Belice y Surinam, quienes reciben menos del 1% de lo que reciben en México, y sin embargo el PIB para Belice representa el 5% y el 8% para Surinam.
“Los $142 mil millones que recibe la región en remesas, principalmente pero no exclusivamente desde fuera de la región, implican un aporte sustancial para las economías de la región, y reflejan el incentivo a migrar que persiste para los latinoamericanos en situaciones económicamente difíciles en toda la región”, apunta Jeremy Harris, doctor en Economía por la Universidad de Maryland. Incentivo que, de tal y tan vasto, es capaz de competir con las economías más significativas de América Latina y el Caribe.