El rey británico Carlos III fue acogido este miércoles entre gritos de ¡Viva el rey! En su primera visita oficial a Francia como monarca, con el objetivo de demostrar que las bases de la alianza entre ambos países siguen sólidas tras el Brexit.
El monarca y su anfitrión, el presidente Emmanuel Macron, recorrieron la icónica avenida parisina de los Campos Elíseos rumbo al Palacio del Elíseo a bordo de un descapotable DS7 desde el que saludaron a miles de curiosos, escoltados por 136 caballos de la Guardia Republicana.
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Prevista en marzo, la primera visita de Carlos III al extranjero desde su ascenso al trono en septiembre de 2022 tras la muerte de su madre Isabel II debía ser a Francia, pero un conflicto social le obligó a retrasarla. Finalmente, el primer viaje fue Alemania.
Pero la apretada agenda original en París y la ciudad de Burdeos (suroeste) se mantiene en gran medida sin cambios.
Tras aterrizar en la capital por la tarde, Carlos III, de 74 años, con traje y corbata, y su esposa Camila, de 76 años, vestida de rosa y con un tocado que recordaba a una boina francesa, se dirigieron al Arco del Triunfo de la capital francesa.
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Bajo un agradable cielo azul, Macron y su esposa, Brigitte, dieron la bienvenida a los monarcas frente al monumento con un intercambio de apretones de mano e incluso dos besos entre Camila y Brigitte, antes de dar comienzo a una ceremonia ante la tumba del soldado desconocido.
Después de su reunión en el Elíseo, los jefes de Estado caminaron hasta la cercana embajada británica, deteniéndose a saludar a los parisinos que esperaban tras las vallas de seguridad, algunos gritando ¡Viva el rey!.
No todos tuvieron tanta suerte, como Apolline Pilorget, que acudió con su hija de nueve años al Arco del Triunfo.
“Pensábamos que podríamos acercarnos un poco más”, explicó decepcionada ante el extenso dispositivo de seguridad desplegado en la capital.