La serie de Netflix, que termina con la cuarta temporada, nos recuerda la importancia de la comunicación para liberarnos y tener relaciones sanas.
Este es el fin de una era. Netflix cambió las reglas del juego con series de comedia sumamente importantes y bien hechas. Aunque Heartstopper continúa su legado, dos grandes hitos se despidieron este año: el primero, Never Have I Ever, que nos cuenta la historia de Devi, una india-americana con sueños de grandeza. Y ahora es el turno de Sex Education, cuyo legado no duró más allá de las cuatro temporadas, pues esta última se estrenó ayer en la plataforma y es el final.
La serie inglesa estrenada en 2019 nos relata la historia de Otis, un estudiante de preparatoria presionado por la sociedad para tener sexo, y sus esfuerzos por generar una clínica de terapia sexual para ayudar a lxs adolescentes a comprenderse a sí mismos y a sus parejas.
El programa ha roto paradigmas porque no juzga, más bien profundiza en temas tabú y acompaña a lxs personajes en su viaje de autodescubrimiento y liberación sexual. Aunque ahora hay más narrativas LGBT+, aquí se dan a la tarea de normalizar la atracción sexual desde cualquier lugar, y verlo como cualquier otra cosa en la vida.
Muchas personas podrán decirla desinhibida e incómoda, pero la sensibilidad con la que trata estos temas la saca del montón y le da su lugar apropiado en esta conversación, educando a las audiencias a la par de darles su buena dosis de drama y comedia.
En particular, se agradece el enfoque en cada uno de sus protagonistas, porque más allá de ser la serie sobre Otis, en realidad es sobre un grupo variado de seres humanos cuyo principal objetivo es sentirse normales ante crecer, uno de los mayores retos. Con ello, cualquiera se podrá identificar con esas vivencias sobre temas tan íntimos, sin necesariamente ponerlos en boca de todxs.
Para la comunidad latina esto es particularmente significativo, por cómo la vida romántica y sexual de la demás gente es nuestro pan de cada día en las pláticas de sobremesa. Esto puede hacer los procesos de aceptación del espectro LGBT+ mucho más complicados, porque el aceptarse a unx mismx también conlleva un peso cultural muy grande. Y bueno, para el espectro heterosexual, también está todo el morbo alrededor del sexo, y todo el peso que conlleva hablar de él, cuando es un fenómeno totalmente natural, y es un proceso que cada persona lleva a su tiempo.
¿Qué otra serie nos dará esa moraleja sobre la comunicación y la empatía tan claro como Sex Education? Está por verse. Mas algo invaluable de este programa británico es cuánto nos invita a comunicarnos, su lema central. Porque en nuestra vulnerabilidad se encuentra la clave para sobrellevar retos incómodos y aprender de la otra persona, o de forma interna, lo que nos llena. Por eso y mucho más, se le echará de menos.
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