Foto: AFP / La cápsula de retorno poco después de aterrizar en el desierto en el Campo de Pruebas y Entrenamiento del Departamento de Defensa en Dugway  

Siete años después del despegue de la sonda Osiris-Rex, la mayor muestra de asteroide jamás recogida, y la primera por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), aterrizó ayer en el desierto estadounidense de Utah al cabo de un vertiginoso descenso a través de la atmósfera terrestre.

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La caída, observada por sensores militares, fue frenada por dos paracaídas.

La muestra, tomada en 2020 del asteroide Bennu, contiene alrededor de 250 gramos de material, según estimaciones, mucho más que las dos muestras de asteroides anteriores recogidas por misiones japonesas.

Este material va a “ayudar a comprender mejor los tipos de asteroides que podrían amenazar la Tierra” y arrojar luz sobre “el comienzo mismo de la historia del sistema solar”, subrayó el jefe de la NASA, Bill Nelson.

Se trata de la “muestra más grande que hemos recuperado desde las rocas lunares”, comentó la científica de la NASA, Amy Simon, antes del aterrizaje.

Cuatro horas antes de la hora prevista de aterrizaje, la sonda liberó la cápsula que contenía la muestra.

HISTORIA

Una vez que la cápsula llegó a tierra, un equipo equipado con guantes y máscaras comprobó su estado, antes de colocarla en una red y llevarla hacia un helicóptero.

Hoy será trasladada en avión al Centro Espacial Johnson en Houston, Texas. Allí se abrirá la caja, en otra habitación hermética. El proceso tardará días. La NASA prevé una conferencia de prensa el 11 de octubre para revelar los resultados iniciales.

Los asteroides están compuestos por los materiales originales del sistema solar, que, a diferencia de la Tierra, permanecieron intactos. Contienen “pistas sobre cómo se formó y evolucionó el sistema solar”, explicó Melissa Morris, directora del programa Osiris-Rex de la NASA. “Es la historia de nuestro propio origen”.

Los científicos creen que Bennu es rico en carbono y contiene moléculas de agua encerradas en minerales. La superficie del asteroide resultó ser menos densa de lo esperado.

Comprender mejor su composición podría resultar útil en el futuro. Existe un pequeño riesgo de que Bennu golpee la Tierra en 2182, lo cual sería catastrófico. En 2022 la NASA logró desviar la trayectoria de un asteroide impactándolo.

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