En 1977 yo vivía en Guadalajara.
Era corresponsal de aquel unomasuno de historia y recibí la visita de un reportero del diario, Abelardo Martín Miranda.
Surgió la amistad y en su calidad de responsable de información de provincia me planteó viajar al Distrito Federal con plaza de reportero, idea respaldada por el jefe de información, Marco Aurelio Carballo.
La amistad persiste y antes de las elecciones mexiquenses le pregunté si seguiría a Ricardo Monreal en su desigual aventura en pos de la candidatura presidencial del partido de Estado.
-No. Si yo pudiera hacer un proyecto, me interesaría irme al Estado de México. Hace seis años acompañé a Delfina Gómez y nos quedamos con muchos proyectos pendientes.
Como me adelantó, ayer dio el paso.
En primera instancia da gusto ver a un profesional de muchas lides y experiencias regresar a escena cuando se han dado muchos golpes contrarios a la profesión y los profesionales del periodismo.
Pero es el momento, su momento, de poner en práctica un modelo de comunicación muy distinto, y podría decirse, en sentido inverso al seguido por el Gobierno federal.
UN PLAN PARA AMLO
Su plan es añejo.
En 2018 propuso a Andrés Manuel López Obrador un proyecto amplio para integrar todos los medios de Estado para ser manejados profesionalmente y con un robusto sistema de enlace con la población.
Pero el Presidente escogió a otros personajes y vemos desatinos como el de la otrora pretendida agencia de Estado Notimex en huelga, aniquilada en manos de Sanjuana Martínez y pese a todo con presupuestos millonarios e injustificables año con año.
¿Cuál era la idea de Abelardo Martín en 2018?
Vertebrar prensa, radio, televisión y redes sociales en un ente central para implementar estrategias políticas como hacía mucho tiempo, acaso desde Carlos Salinas, no se veía.
Seguramente lo habló a fondo con Delfina Gómez y, obvio, el plan fue aprobado y recibirá tanto el respaldo administrativo, político y gubernamental para llevarlo a cabo.
Ojalá corra con suerte, pero seremos testigos de un modelo de impacto.
FILA DE TRÁNSFUGAS
Hace tres lustros hubo una reunión de gobierno en Coahuila.
La convocatoria fue plural y Rubén Moreira no conocía a muchos, por lo cual les pidió presentarse antes de tomar la palabra.
-¿Tú de dónde vienes?
-Soy regidor en Saltillo por el PAN -le contestó.
-Pero eras priista…
-Sí, pero…
-¿Por qué te cambiaste de partido?
-Porque en el PAN la fila estaba más corta. Ya ve: de inmediato obtuve una posición.
La diáspora del PRI no ha terminado y, como dice su dirigente Alejandro Moreno, Alito, “seguramente continuará y lo veremos en los próximos meses”.
-¿Y por qué no retenerlos?
-Su decisión está tomada. Van a donde están los cargos y no hay que hacer méritos, partirse el alma para ganar elecciones. Acá sí porque aquí ya se acabaron las posiciones fáciles.
Recuerdo ambas historias cuando leo sobre fugas y tránsfugas -ayer la increíble de Jorge Carlos Ramírez Marín; Mariana Benítez y Eviel Pérez Magaña fueron abucheados ante Claudia Sheinbaum en Oaxaca- donde está el manejo del presupuesto, el reparto de poder y también las amenazas.
Ciertamente no hay controles de selección y seguramente alcanzarán perdón y olvido aunque la fila de meritorios esté más larga.