Las primeras comparecencias de las jugadoras, Alexia Putellas, Irene Paredes y Misa Rodríguez, confirmaron ante el juez, Francisco de Jorge, que su compañera Jennifer Hermoso sufrió de presiones por parte de integrantes de la Real Federación Española de Futbol, para admitir en una primera instancia que el beso con el entonces presidente, Luis Rubiales, fue consentido.
De acuerdo con versiones que circularon en España, tras las querellas que protagonizaron las tres seleccionadas como testigos, se ratificó que existieron al menos tres personajes involucrados en esta presión contra Hermoso, en los casos de Jorge Vilda, ex seleccionadora español, Rubén Rivera, director de Marketing en la RFEF y Albert Luque, director deportivo de La Roja.
Según las declaraciones, las jugadoras no fungen como testigos principales de dichos actos, pero sus versiones apuntan a lo que vivieron durante el viaje de regreso a España, que fue el escenario en el que se dieron tales exigencias con la delantera de Pachuca, sin dar declaraciones públicas al finalizar su visita con las autoridades de España.
LEG