Tras ser encomendado por el rey de España, Felipe VI, para que sea candidato a la investidura, el socialista Pedro Sánchez prometió “generosidad” en las negociaciones con los independentistas catalanes, de los que depende para mantenerse en el poder.
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Tras el fracaso de su rival, el conservador Alberto Núñez Feijóo, quien no alcanzó el respaldo necesario de los diputados para ser investido, Felipe VI le formuló ayer el encargo a Sánchez.
La fecha del debate de investidura no está todavía fijada, pero el jefe de gobierno saliente tendrá hasta el 27 de noviembre para conseguir el respaldo del Parlamento. Si no lo logra, se convocarán automáticamente elecciones para mediados de enero.
Para lograr ser investido necesita también el respaldo indispensable del partido independentista catalán de Carles Puigdemont, que en los últimos años se ha opuesto sistemáticamente a su gobierno.
Líder del intento de secesión de Cataluña en 2017, Puigdemont exigió el mes pasado desde Bélgica, donde se instaló para huir de la justicia española, la aprobación de una amnistía para los separatistas con causas judiciales, a cambio del apoyo de su formación.
Pero esa hipotética amnistía suscita no sólo la indignación de la derecha española, sino también un cierto malestar dentro del propio Partido Socialista, que en el pasado se oponía frontalmente a ella.
CON INFORMACIÓN DE AFP
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