Lamentablemente, no todo ha sido felicidad y sana competencia en la historia de los Juegos Olímpicos, y Múnich 1972 es un claro ejemplo.
En la edición de estos juegos ocurrió una desgracia que es conocida como la “Masacre de Múnich” u “Operación Ikrit y Birram“. Conoce aquí la historia de aquel atentado.
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Aparentemente, todo ocurría con normalidad en la segunda semana de estas competiciones, que tenía la atmósfera de la villa olímpica con puertas abiertas.
Lo anterior, con el objetivo de que hubiera un ambiente más relajado y amistoso, así que los atletas podían salir y entrar sin ningún tipo de identificación.
También se cuenta que había ausencia de personal armado, lo que significaba mucha preocupación para varios de los asistentes.
Todo ocurrió la noche del 4 de septiembre de 1972 cuando un grupo de atletas israelíes habían salido a dar una vuelta nocturna antes de regresar a sus dormitorios.
Toman rehenes israelíes
En la madrugada del día 5 de septiembre, mientras dormían, un grupo terrorista palestino llamado “Septiembre Negro” logró colarse a la villa olímpica.
El entrenador de lucha israelí, Moshe Weinberg, fue el primero que se dio cuenta de la llegada de estos terroristas y, desgraciadamente, fue asesinado.
El luchador Yossef Romano, quien también fue asesinado, fue capturado y obligado a llevar a los terroristas a las habitaciones donde se encontraban los otros atletas.
Tras matar a Romano, los terroristas -cubiertos con pasamontañas- tomaron como rehenes a nueve atletas israelíes, todos integrantes del equipo de lucha.
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El grupo terrorista demandaba ciertas cosas que debían ser cumplidas antes de las 9:00 horas del 5 de septiembre.
En un principio, el gobierno alemán fingió estar de acuerdo para intentar rescatar a los rehenes, pero se convirtió en un intento fallido y todos murieron.
Para la sorpresa de todos, los Juegos Olímpicos únicamente se suspendieron durante 24 horas pero no fueron cancelados.
CI