El proyecto ruso de instalar una base naval en Abjasia, región separatista prorrusa de Georgia, es la consecuencia de duros reveses militares en el mar Negro, pero también una confirmación de las ambiciones de Rusia en la región.
Aslan Bjania, dirigente prorruso de la región separatista, afirmó el jueves que la marina rusa tendrá un fondeadero permanente en el distrito de Ochamchiré, en el mar Negro, aunque el Kremlin por el momento no ha dicho nada.
La actual estructura portuaria de Ochamchiré, en el sur de Abjasia, no puede servir de base operativa real.
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Las imágenes satelitales muestran una infraestructura portuaria “limitada” y un “litoral circundante de playas arenosas”, inadecuado para la construcción de una base militar, sostiene el estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW).
El sitio es “inadecuado para servir como base principal de la flota rusa en el mar Negro”, pero Moscú podría desarrollarlo para “utilizar el puerto de Ochamchiré como base auxiliar en el futuro, según el ISW.
Tomas Baranec, especialista del Cáucaso del centro de estudios eslovaco Strategic Analysis, confirma que el puerto no puede albergar grandes buques.
“Habría que excavarlo, lo que llevaría tiempo”, indicó a AFP.
-Marina rusa debilitada-
Ucrania ha intensificado sus ataques contra las bases de la flota rusa en Crimea, anexionada por Moscú en 2014.
Kiev ha reivindicado la destrucción de sistemas de defensa antiaéreos, un astillero y dos navíos. A fines de septiembre, atacó duramente la sede de la flota rusa en Sebastopol.
Tales reveses recuerdan la humillante destrucción del crucero Moskva, buque insignia ruso en el mar Negro, que los ucranianos hundieron en abril de 2022.
“Los rusos están muy preocupados con esos ataques ya que empiezan a trasladar sus barcos del mar Negro al mar de Azov. Esto es exactamente lo que quieren los ucranianos”, señaló en septiembre Phillips O’Brien, profesor dé estudios estratégicos de la universidad St. Andrews, en Escocia.
“Muchos buques rusos han sufrido ataques en mar o en puerto. De ahí la necesidad de mantenerlos lo más lejos posible de Ucrania”, explica Pascal Ausseur, director general de la Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos (FMES).
-Mar Negro sobreexpuesto-
Desde el inicio de la invasión rusa, ninguna de las partes ha podido realmente utilizar el mar Negro, especialmente por motivos geográficos.
“El mar Negro es un mar pequeño”, apunta el exalmirante Ausseur, al destacar el refuerzo de los sistemas de vigilancia y medios de ataque desde tierra firme.
“Hoy día en el mar Negro no navega ni un solo buque de guerra ucraniano o ruso porque pueden ser detectados, rastreados y atacados a voluntad. Es la primera guerra en la que esto ocurre hasta este punto”, dice.
Además, el aspecto estratégico de la zona va más allá del ámbito militar: durante casi un año, Ucrania exportó sus cereales por ella gracias a un acuerdo con Moscú auspiciado por Turquía y la ONU.
Rusia se retiró del acuerdo en julio denunciando los obstáculos a sus propias exportaciones. Desde entonces, Kiev intenta abrir un nuevo corredor a pesar de las amenazas rusas.
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-Trampa geopolítica-
Moscú y Tiflis libraron en 2008 una guerra corta pero sangrienta en un contexto de tensiones vinculadas a las ambiciones prooccidentales de Georgia. El actual gobierno georgiano ha calificado esta futura base rusa como una “violación flagrante” de su soberanía, aunque recientemente ha adoptado una postura más flexible hacia Rusia.
Con esta base, Rusia podría lanzar ataques contra Ucrania a partir de un territorio legalmente georgiano. Por el contrario, “si Ucrania se atreve a atacar territorio de Georgia, provocará inevitablemente tensiones con Tiflis”, señala Baranec.
Además, Moscú, que ya tiene soldados en Abjasia, “podría presionar a Tiflis si Georgia recuperara su ambición de entrar a la OTAN”, señala Alex Petric, de la empresa británica de inteligencia Janes.
El pequeño país del Cáucaso ya perdió la mitad de su acceso al mar y se expone a un bloqueo de sus dos últimos puertos. “Esto le da a Rusia una baza para asegurar la neutralidad de Georgia y una forma de recuperar parte de su influencia perdida en el Cáucaso Sur”.