A México le ha servido de mucho la buena relación con los presidentes cubanos para delimitar los deseos de invasión política y cultural de Estados Unidos. De no existir una Cuba socialista, México sería visto como un país sumiso y obediente de los designios de Estados Unidos.

Pero la tradición de nuestra política exterior tiene en Cuba, una tabla de salvación que garantiza autonomía y señala independencia respecto a las imposiciones del vecino del norte.

Desde esta perspectiva, que salvaguarda el prestigio de nuestro país y evita que sea visto como una estrella más en la bandera de la Unión Americana, México le debe mucho a Cuba. Tanto que ni con todo el oro (negro) del mundo podría saldar esa deuda política.

Sin embargo, hay algunos sectores de la población mexicana que es muy sensible a todo lo que tiene que ver con el gobierno de la isla, cuando nunca la han visitado ni han sido capaces de profundizar más allá de los titulares de la prensa convencional.

Porque para esos sectores, Cuba es una especie de infierno donde quienes viven en ella son parte demonios y parte víctimas manipuladas.

Ahora que el presidente López Obrador habló de apoyar a los cubanos con petróleo, algunos pusieron el grito en el cielo, porque no tienen memoria y menos aún conocimiento de nuestra historia. Recordó la solidaridad del gobierno cubano cuando envió a médicos especialistas a trabajar a las zonas más inhóspitas de nuestro territorio, sumando más de 700 galenos de la isla trabajando por la salud de los mexicanos.

Durante el gobierno de José López Portillo (1976-82), en épocas en las que el predominio del crudo era alentador y su producción rebosante, el también llamado último Presidente de la Revolución, apoyó a Cuba.

Fue en el sexenio de López Portillo cuando Cuba y México mantenían una excelente relación, al punto de enviar al entonces director de Pemex, Jorge Díaz Serrano, a reconfigurar los restos de su más importante refinería y también apoyó con petróleo. Con Carlos Salinas se repitió el respaldo, que regresó con Andrés Manuel López Obrador al punto de superar a Moscú como su principal proveedor, por la cercanía.

México, a lo largo de la historia, ha apoyado al régimen de la Revolución Cubana, iniciada el primer día de 1959, es decir, hace 64 años, lapso en el que todavía no se han adaptado algunos inconformes de la política exterior mexicana y temerosos de que el comunismo llegue a México contagiando de ese virus a más personas que el CovId-19.

En la administración del presidente José López Portillo, se firmó con Venezuela el Pacto de San José para, entre otros puntos, proveer petróleo, a precio preferencial, a algunos países de Centroamérica y el Caribe. En el siguiente sexenio, Miguel de la Madrid promovió la creación del Grupo Contadora para solucionar, de manera pacífica, los conflictos en Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Las guerras civiles estaban afectando el sur-sureste mexicano con la llegada de miles de refugiados. Contadora le dio a México mucho prestigio internacional y sembró la semilla para el que, más tarde, se convirtió en el Grupo de Río, el cual dio lugar en 2010 a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

El presidente López Obrador decidió surtirlo, pero de gasolina, ante su incapacidad de refinar, y así afloraron las primeras informaciones de barcos-tanques que llevaban combustible a la islaEn junio mandó, sin cargo, 350 mil barriles y otros 700 mil en julio.

Hace unos días, en su conferencia de prensa diaria, el mandatario advirtió que el respaldo a La Habana se mantendrá sin pedir permiso “a ningún gobierno extranjero”.

“En todo lo que nosotros podamos ayudar al pueblo de Cuba lo vamos a hacer, para que no les quede ya ninguna duda, incluido petróleo”, dijo.

El mandatario mexicano insistió en que, si Cuba se lo solicita, su país podría seguir vendiéndole crudo. Según estadísticas de Banxico, de enero a julio de este año México ha exportado petróleo a Cuba por 20,6 millones de dólares.

Un estudio de la Universidad de Texas sostiene que de abril a septiembre México habría enviado a Cuba el equivalente a 200,6 millones de dólares en combustible, monto que incluye el gasto en fletes.

López Obrador añadió que la razón de su respaldo a la isla caribeña de gobierno comunista es el bloqueo económico que Estados Unidos le impone desde hace seis décadas, el cual calificó de “inhumano” e “injusto”, sin mencionar al país vecino.

“Nosotros no podemos darle la espalda al pueblo de Cuba y no tenemos que pedirle permiso a ningún gobierno extranjero porque nosotros somos un país libre, independiente, soberano”, agregó.

La oposición, primero dice que el petróleo no sirve para nada, que debe dejar de usarse y luego se indigna porque se manda petróleo a Cuba. Cuestión de ignorancia más que de enfoque porque el energético es tan esencial en la vida diaria del planeta, que es considerado un elemento indispensable en la ayuda humanitaria.

A mediados de 2021, México envió a La Habana, Cuba, 40 millones de litros de hidrocarburos, equivalentes a alrededor de 200 mil barriles desde Puerto Coatzacoalcos, el 23 de julio, a través del barco de Pemex, además de alimentos y medicamentos, como parte de la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador de ayuda humanitaria a la isla.

El José María Morelos II, salió con el cargamento cerca de las 17:47 horas ese día. Dicha carga se desembarcaría ayer lunes a las 18:00 horas. Por esos días el Presidente de México, comentó que Joe Biden, mandatario de Estados Unidos, debe tomar una decisión respecto al bloqueo económico contra Cuba, ya que la situación en ese país actualmente es difícil y todos los países deberían apoyar.

La política exterior de México ha sido firme, a excepción de ese lapso oscuro cuando gobernó el panista Fox, que pasó de noche para la imagen de México ante el mundo.

López Obrador considera el bloqueo un acto inhumano e injusto, por lo que señala que “no podemos darles la espalda y no tenemos por qué pedirle permiso para esto, a ningún gobierno extranjero”.

PEGA Y CORRE.- Las escuelas primarias de Chihuahua están en paro indefinido ante la violación del derecho a la educación que impone al gobernadora de impedir que los libros de texto gratuitos salgan de las bodegas donde los tiene secuestrados, a pesar de que existe una orden de liberarlos de la Suprema Corte de Justicia. Maru Campos está matando al PAN en la entidad, donde seguramente no volverá a ganar en las urnas ese partido que cada día pierde más elecciones… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.