Una vez más, México enfrenta una dura prueba: la emergencia ocasionada por el impacto del huracán Otis en Acapulco, Guerrero. Y lo que verdaderamente importa ahora es la manera en que respondemos como sociedad y que el Gobierno debe fortalecer su compromiso con la población damnificada, sobre todo con la más desfavorecida.
El Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido criticado en múltiples ocasiones por sus políticas y decisiones. No obstante, en momentos complejos como este se deberían dejar de lado los juicios y prejuicios, y conjuntar esfuerzos para atender las necesidades más apremiantes de las personas afectadas.
Por eso, es crucial que prevalezcan la honestidad, la responsabilidad y la empatía. La desinformación y la politización de la tragedia sólo socavan la ayuda y prolongan el sufrimiento de quienes perdieron todo.
Desde personas voluntarias de la sociedad civil hasta las Fuerzas Armadas y trabajadores de los distintos órdenes de gobierno están brindando apoyo. Es momento de que la solidaridad y la unidad se manifiesten con mayor fuerza y de que todas y todos contribuyamos en la medida de nuestras posibilidades.
La solidaridad ciudadana ha sido un faro de esperanza en medio del desastre. Organizaciones, voluntariado y población comprometida se unieron para brindar apoyo a nuestras hermanas y hermanos guerrerenses. La respuesta colectiva demuestra que México nunca se queda de brazos cruzados cuando se trata de ayudar a quienes más lo necesitan.
Sin embargo, no podemos ignorar que las personas más vulnerables padecen mayormente en momentos de crisis, y que la situación de pobreza extrema en que viven es resultado de décadas de políticas neoliberales que beneficiaron a unos pocos a expensas de las mayorías. El huracán Otis puso de manifiesto, otra vez, la fragilidad de esas comunidades.
A medida que nos acercamos al cierre de 2023, es esencial que el Estado mexicano mantenga firme su compromiso con la justicia social. Las acciones tomadas hasta ahora son un buen comienzo, pero deben ser parte de un esfuerzo continuo para reducir la brecha de desigualdad, brindando oportunidades a quienes se les ha marginado sistemáticamente.
Además, es fundamental abordar la cuestión del cambio climático, ya que, según especialistas, huracanes como Otis serán cada vez más frecuentes y devastadores. De ahí que México tenga la oportunidad de liderar la lucha contra el calentamiento global, reforzando sus políticas y mecanismos de prevención, protección y atención en caso de desastres naturales.
El impacto del huracán dejó en claro que 2023 será un año sobre el cual reflexionar, y que en lo sucesivo deberán seguir siendo prioridades la justicia social, la inclusión y la sostenibilidad ambiental. Reconstruir Acapulco es vital para continuar construyendo un México más justo y solidario, donde la adversidad sea una oportunidad para el cambio.
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