Integrantes de las derechas y una parte de la magistratura española endurecieron el tono contra la ley de amnistía para los independentistas catalanes que negocia el presidente del gobierno saliente, Pedro Sánchez, a cambio de lograr una nueva investidura.
Sánchez tiene hasta el 27 de noviembre para conseguir la confianza del Parlamento y mantenerse en el poder. Si no lo logra antes de vencerse el plazo, se convocarán nuevas elecciones.
Para obtener el apoyo, Sánchez aceptó su exigencia de preparar una ley de amnistía para los separatistas procesados por la justicia española, especialmente por su participación en la tentativa fallida de secesión de Cataluña en 2017.
Este controvertido proyecto, que tendría que ser votado por el Parlamento, despertó la indignación de la oposición.
Según ellos, Sánchez, quien en el pasado se oponía a esta idea, está dispuesto a todo con tal de mantenerse en el poder.
Ayer por la noche, cientos de manifestantes se congregaron ante las sedes del Partido Socialista en Madrid, Barcelona y Valencia, con distintas consignas.
El líder del partido de extrema derecha Vox, Santiago Abascal, que acudió a la protesta de Madrid, pidió antes una “movilización permanente, constante y creciente”.
El domingo hay manifestaciones convocadas en las capitales de provincia, y el sábado 18 de noviembre una gran protesta en Madrid.