Hoy en día lo que se encuentra en boca de todos es el hecho de que nuestro país se ubica frente a una oportunidad tanto económica como social: la relocalización de empresas y cadenas de suministro desde el extranjero hacia su territorio, mejor conocido como nearshoring.
En ese contexto, una de las ventajas más notables de México es su capacidad de oferta laboral. Según el Consejo de Empresas Globales, el nearshoring podría generar hasta 4 millones de empleos para principios de 2030 y aportar entre 30 y 50 mil millones de dólares anuales a la economía del país. Sin embargo, se necesita una inversión significativa en educación superior para capacitar la mano de obra requerida y un entorno de balance en las nuevas reformas laborales.
Para que México aproveche al máximo esta oportunidad desde el punto de vista económico, es necesario abordar varios desafíos. En primer lugar, la falta de naves industriales disponibles es un obstáculo que se puede superar mediante la construcción de nuevos parques industriales. Además, se requiere generar una inversión relevante en transmisión eléctrica, mejoras en carreteras, aduanas, ferrocarriles, puertos y aeropuertos.
No cabe duda que las tres asignaturas pendientes son: seguridad pública, Estado de derecho y medio ambiente. Aún quedan algunas acciones que atender para garantizar este impulso de manera sostenida y equilibrada; pues asegurar la disponibilidad y tratamiento del agua ante un escenario de crisis hídrica sin precedentes, es esencial; pero también como nación el reto es la seguridad pública, no sólo como percepción sino como un hecho. Y adicionalmente, el fortalecimiento del Estado de derecho en su sentido más amplio, serán los pilares de la consolidación del nearshoring, o de lo contrario, podrían ser su perdición.
Y aunque todo son expectativas, se estima que si se gestionan eficazmente estos retos, la economía mexicana puede crecer un 3.7% anual, tras sólo haber crecido 2.6% anual en las dos últimas décadas; las manufacturas podrían representar el 96% de las exportaciones totales, y la inversión crecería un 7.4% al año, equivaliendo al 28.6% del PIB. Ahora pensemos dónde estaríamos, tras estos beneficios, en materia social.
El entorno es mejorable. China ha experimentado una disminución en su presencia en el mercado estadounidense, pero México no la ha aprovechado en su totalidad; ya que mientras China ha perdido aproximadamente cinco puntos porcentuales en su cuota de mercado en Estados Unidos, México sólo ha capturado menos del 1%, mientras que Vietnam ha sido el principal beneficiario, aumentando su participación del 2% al 4%.
Como toda oportunidad, el nearshoring tiene una fecha de caducidad. Expertos aseguran que si México logra superar los desafíos y se enfoca en desarrollar su ventaja competitiva, podría experimentar un crecimiento tanto económico como social, comparable sólo con el auge que siguió a la implementación del TLCAN.
¿O será otra de las cosas que no hacemos?
Consultor y profesor universitario
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