La pesca, junto con el turismo uno de los motores económicos de Acapulco, se truncó tras el devastador paso de Otis, que dejó a pescadores sin embarcaciones para volver a hacerse a la mar a casi dos semanas de la tragedia.
En brigadas, algunos hombres se meten al agua y localizan los botes, evalúan daños y proceden a decidir si pueden sacarlos o no; en su mayoría, las embarcaciones hundidas ya no son funcionales, por lo que se enfocan en los que quedaron volcados en la orilla para posibles reparaciones.
“El agua no dio tiempo de nada, muchos de los compañeros desaparecidos vinieron a intentar sacar los suyos, pero muchos nos fuimos y al volver ya no encontramos nada”, afirmó don Pancho, quien tiene más de 30 años en la pesca.
El hombre subrayó que por parte del Gobierno no solo necesitan la entrega de electrodomésticos, pues reactivar la economía debería ser la base fundamental de la reconstrucción del puerto.
“A mi no me importa ver la televisión, el refrigerador como sea, nos las vamos arreglando, pero soy pescador, es lo que hago diario. Echar las redes, sacar peces, ir a los restaurantes, venderlos, llevar el sustento a casa. Ahora ni bote, ni restaurantes ¿así como le hacemos?”, expresó.
Muchas de esas naves ahora lucen con agujeros y sin motores. Ahora todo es cuestión de esperar a que los apoyos lleguen para poder retomar una actividad fundamental en la que alguna vez fue una de las joyas del Pacífico.