La democracia en México atraviesa por un momento interesante de cara al proceso electoral que se perfila como uno de los más trascendentales en la historia del país. Con la renovación, entre otros espacios, del Congreso de la Unión, la presidencia de la República y las gubernaturas de Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, así como la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, los comicios de 2024 presentan varios retos y desafíos.
Uno de los principales retos es la necesidad de fortalecer nuestra democracia, ya que no sólo se trata de votar el día de la elección, sino de tener un sistema en el que se respeten los derechos de todas las personas, se promueva la participación ciudadana y se garantice la rendición de cuentas.
La seguridad constituye otro desafío ineludible, y quizá es el más importante de todos. De ahí que deba mantenerse como prioridad impulsar acciones de contención del crimen organizado, así como políticas y programas de prevención de la violencia y atención a las causas que la originan, para seguir construyendo la paz en el país.
Otro reto importante es la lucha contra la corrupción, que fue un problema arraigado en México durante décadas. Por ello, seguir combatiéndola resulta esencial, y la ciudadanía debe exigir a las y los candidatos un compromiso real con la transparencia y la rendición de cuentas.
La desigualdad también es un desafío crítico. La próxima administración federal y el Congreso de la Unión deben continuar abordando de manera decidida esta problemática y fortalecer las leyes, políticas y programas que promuevan la equidad y el acceso igualitario a oportunidades para todas y todos. Asimismo, para una democracia saludable es esencial garantizar el respeto de estos derechos, y tiene que ser un compromiso de todas las fuerzas políticas que competirán en 2024.
En este contexto, es primordial que la población esté bien informada y participe activamente en el proceso electoral. La desinformación es una amenaza real para la democracia, y es responsabilidad de todas y todos buscar datos confiables y promover el diálogo respetuoso.
La ciudadanía debe, igualmente, tomar en serio su papel en la consolidación de la democracia. Es necesario analizar con detenimiento a las y los candidatos, sus propuestas y compromisos. Además, es vital que los partidos políticos acuerden respetar los resultados electorales y trabajar en conjunto por el bienestar de México.
La democracia es un proceso en constante evolución, y debemos tener la voluntad de trabajar en unidad por su fortalecimiento. La responsabilidad recae en nosotros, en nuestra capacidad para elegir y en nuestro compromiso con la construcción de un México más justo y equitativo. El 2024 nos brinda la oportunidad de reafirmar el compromiso que tenemos con la democracia y de enfrentar con éxito los desafíos que nos esperan.
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