Vladímir Putin ha aprobado nuevas reformas a la ley que regulan las elecciones presidenciales, introduciendo nuevas prohibiciones a la cobertura de los medios, según informaron agencias locales de noticias.
Estos cambios se producen previo a las elecciones presidenciales de marzo de 2024, en las que se espera que Putin, quien ha dirigido Rusia durante 24 años —como primer ministro de 1999 a 2000 y de 2008 a 2012, y como presidente de 2000 a 2008 y desde 2012—, busque otro mandato presidencial sexenal. Si bien Putin no ha declarado oficialmente su candidatura, dará un anuncio una vez que el parlamento —la Duma— fije formalmente la fecha de los comicios.
Según las enmiendas aprobadas, sólo los periodistas empleados por medios de comunicación registrados ante el Estado podrán cubrir las reuniones de la Comisión Central de Elecciones de Rusia, excluyendo potencialmente a periodistas y reporteros independientes, así como a medios internacionales incómodos al putinismo. Además, cualquier cobertura de las actividades de la Comisión en bases militares o en zonas bajo la ley marcial requerirá permiso previo de las autoridades regionales y militares.
Las regiones de Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia en Ucrania están actualmente bajo la ley marcial rusa y gobernadas por autoridades pro-Kremlin. En septiembre de 2022, y en un ambiente de coacción y amenazas a la población, el régimen de Putin organizó en estas regiones referéndums ilegales en los que se “aprobó” su anexión a Rusia.
De igual forma, las enmiendas prohíben las actividades de campaña en “recursos bloqueados”, en referencia a sitios web y redes sociales restringidas. Rusia ha prohibido anteriormente numerosos sitios, incluidos Facebook e Instagram, aunque muchas personas utilizan redes privadas virtuales (VPN) para esquivar las restricciones.
Desde la invasión rusa a Ucrania a inicios de 2022, los medios de comunicación independientes se han enfrentado a severas medidas represivas, que han llevado al exilio a cientos de periodistas. Esta situación ha suscitado la condena de organizaciones como Amnistía Internacional, que calificó el panorama mediático ruso como una “tierra baldía” debido a su estrategia de destierro y acoso a periodistas.
A pesar de estas restricciones, las agencias encuestadoras dentro de Rusia han reportado consistentemente altos índices de aprobación para Putin —alrededor de un 80% en octubre—. No obstante, es probable que la población esté ocultando sus verdaderas opiniones, debido a la sistemática represión desde el gobierno.