Anticipación a los hechos
I. En mayor medida como intento por cubrir una insaldable deuda histórica, y también como ejercicio de memoria, reconocimiento y recuerdo, nombro una a una a las jugadoras seleccionadas para el segundo Campeonato Mundial de Fútbol Femenil de México en 1971: Guadalupe Tovar, Marca Eugenia Rubio, Silvia Zaragoza, Martha Coronado, Irma Chávez, Eréndira Rangel, Lourdes de la Rosa, Bertha Orduña, Yolanda Ramírez, Sandra Tapia, Teresa Aguilar, Elvira Aracén, María de la Luz Her, Elsa Huerta, Alicia Vargas, Paula Pérez y Patricia Her.
II. Es sencillo recurrir al olvido cuando el suceso, por relevante que este sea, no es prioridad. Pese a la importancia dada por un pequeño núcleo interesado, sin embargo, cuando este algo –el fútbol femenil, en este caso– requiere no sólo el pleno interés para su crecimiento y preservación, sino también el apoyo (principalmente económico), espacios (por y para el desarrollo) y recursos (en especie, humanos y monetarios, principalmente), el interés, si no había quedado claro, no es suficiente, no basta, pues el deseo no es suficiente para contener ni legitimar. Es entonces que ese desinterés, sumado al comportamiento ignominioso y alimentado por una columna patriarcal, termina por hundir a aquella Selección Femenil nacida en 1970 y desintegrada apenas unos años después.
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Tan cerca de las nubes
En un acierto más de la brújula periodística de N+, esta vez en colaboración con Éramos Tantos, Manuel Cañibe y otres más, se estrena el documental Tan cerca de las nubes (2023) en la plataforma Vix, el cual narra, con profundo sentido de las protagonistas de la hazaña, la historia de la selección femenil que rasguñó la gloria en la Copa del Mundo de 1971, en un Estadio Azteca repleto, con cientos de miles de aficionados eufóricos, cuando cayeron frente a la selección de Dinamarca en por dos tantos contra uno.
Veinte años antes de que se organizara de manera oficial –es decir, bajo el manto de la Federación Internacional Futbol Asociación (FIFA)– el primer Mundial Femenil en Estados Unidos en 1991, la Federación Internacional y Europea de Futbol Femenino (FIEFF) eligió como sede de la segunda Copa del Mundo Femenil a la Ciudad de México. Dicha edición, –ahora olvidada por la FIFA y por tanto reconocida fuera de los registros oficiales–, tuvo como participantes a las selecciones de Alemania Occidental, Argentina, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Dinamarca, España, Francia, Inglaterra, Italia, México, Países Bajos, Suecia y Suiza.
Con el desenlace conocido previamente, había que girar el casete de la memoria para volver al origen, y es así como inicia este viaje de Las chamacas (como les hacían llamar) cuando en 1970 fueron llamadas por una instancia italiana para ser invitadas al viejo continente, a Italia, para debutar, históricamente, en un torneo de corte mundial, en el que vencieron a sus similares de Austria por nueve tantos a cero en su primer encuentro y terminaron por volver con la gloria de un tercer lugar a su país, donde ya les esperaban, sorpresivamente, con vítores, silbidos, mariachis y harto esplendor. Ellas, estando tan cerca de las nubes, no podían ni imaginar todo aquello.
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Remates a distancia en busca del arco
I. A 45 años de ese mundial (no oficial) de fútbol, la creación de la Liga MX Femenil se sintió, digamos vagamente, como una bocanada de aire fresco. Como si todo aquello que algún día enfureció y desafío al status quo décadas atrás, apenas estuviera surtiendo efecto. Las glorias tardan en llegar, cuando llegan.
II. Manuel Cañibe (Five O’Clock Tea, El Silencio de la Princesa) pone el ojo sobre un grupo de mujeres futbolistas que corrían enérgicas, no por gusto sino por visiones anticuadas, en el olvido de la historia del deporte nacional. No es este motivo de aplausos indivisibles ni para enaltecer el ejercicio sólo por sentimiento. Pero es bastante cierto decir que esta historia necesitaba ser contada. Aunque hubieran tenido que pasar otros cincuenta años. El tiempo y las historias deben tomar otro curso. Del desafío que enfrentaron Las chamacas es algo de lo que tenemos que aprender.
III. Tal como dice el director de este documental, es “crucial que esta película llegue a las chicas que juegan fútbol profesionalmente en la actualidad”. (Y yo agregaría chicos, hombres, todas, todos y todes.) Porque no sólo es el hecho de que muchos desconocemos esta historia, sino que “podrían (podríamos) encontrar en la película una forma de comprender su propia actualidad”.