A partir del 2010 Mérida empezó a tener un crecimiento importante de la mancha urbana hacia la periferia y del 2015 al año 2020, se descontroló y desquició la movilidad, manifestó la profesora Investigadora de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Yolanda Fernández Martínez.
Precisó que en los últimos cinco años, se han construido cerca de 500 desarrollos inmobiliarios en diversas zonas de la capital yucateca y su periferia, que se amparan en el régimen de condominio, pero que irrumpen el orden vial, porque se construyen sin un plan de desplazamiento de vehículos particulares, de carga e incluso bicicleta, motos y peatones.
Alertó que solo edifican y conectan con las vías existentes, pero no se generan ramificaciones o avenidas alternas para desahogar el tráfico, lo que a la larga colapsará y generará serios problemas de movilidad.
La profesora investigadora afirmó que no ha habido una planificación consciente de la estructura vial, la cual sea el soporte para la autorización de los desarrollos inmobiliarios, pues pareciera que la consigna es: “Te autorizo el desarrollo inmobiliario y ya después vemos qué hacemos con las vialidades”, pero el proceso debería ser a la inversa.
Consideró que debería haber un análisis de cargas y beneficios, es decir, contemplar cuánto soporta esa parte de la ciudad en lo referente a infraestructura, servicios, conectividad, equipamiento y áreas verdes para poder determinar la clasificación de uso de suelo, pero sobre todo la estructura de las vialidades.
La académica precisó que las autoridades que vigilan este tipo de permisos y autorizaciones, pero es competencia directa de la Dirección de Desarrollo Urbano que se apeguen a lo que dicen el programa y el Instituto Municipal De Planeación.
Sin embargo, indicó que entran también otras dependencias, como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Seguridad Pública (SSP) y Desarrollo Sustentable (SDS) para determinar la factibilidad urbana ambiental, entre otras.