¿Fiel a los hechos o fiel al drama?

¿Puede una representación cinematográfica ser completamente fiel a la historia y al mismo tiempo ser una pieza de entretenimiento que cautive a las audiencias?

Ese es un dilema de muchos biopics—definidos como dramatización de una persona de no ficción— a través de los años, funcionado como uno de los ejemplos más recientes la cinta Bohemian Rhapsody, que habla sobre la vida de Freddie Mercury, el vocalista de la legendaria banda Queen, pues muchxs fans la consideraron equívoca por cómo mostraron la sexualidad del cantante, entre otros errores históricos.

La siguiente controversia es la película de Napoleón, cuyo estreno mundial ocurrió en el Salle Pleyel en París, el 14 de noviembre. El cineasta Ridley Scott, conocido por Gladiador (2000), Blade Runner (1982) y The Martian (2015), entra a la terna con su nueva producción Napoleón, que retrata la vida del emperador francés (interpretado por Joaquín Phoenix) y la turbulenta relación con su esposa Josephine (interpretada por Vanessa Kirby). Y tras su proyección, quienes salieron más enfadados de las salas de cine fueron lxs franceses. De acuerdo a El País, el largometraje “ha tocado una fibra sensible en Francia”, por la importancia histórica de esta figura para ellxs, sobre todo al tomar en cuenta que un realizador inglés, y no alguien de su propio país, es quien está haciendo esta narrativa. “No se entiende este país sin el hombre que encarnó el último verdadero momento de potencia francesa en el mundo, y construyó la arquitectura del estado moderno.”

Parte de la controversia es generada por los errores históricos dentro de la película, en los que destacan la presencia de Napoleón en la decapitación de María Antonieta, porque él realmente no estaba ahí. Tal purismo ha llevado a condenar a Ridley Scott como “antifrancés”. La forma como ha respondido ante tales acusaciones ha sido constantemente ruda, con respuestas como “consíganse una vida” o “los franceses ni siquiera se quieren a sí mismos”. Es entendible el enojo de Scott, pero sus quejas no aclaran el tema: ¿qué tan necesario es respetar los hechos en una interpretación dramática de un personaje? ¿Qué debe ir primero? ¿La verdad o el entretenimiento? Depende de los errores y de la audiencia, pero tal como dijo Joaquín Phoenix cuando se le preguntó sobre su rol: “Si quieren realmente entender a Napoleón, entonces deberían de hacer sus propios estudios y leer por su cuenta. Porque si ven esta película, es la experiencia contada desde los ojos de Ridley”.

Aunque también es una respuesta de apariencia descortés, engloba que no hay verdad absoluta. En ese caso, ¿importa cambiar algunos hechos para cumplir con arcos narrativos o secuencias épicas? Hay una línea muy delgada para saber la respuesta.

 

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