La Interpol advirtió en Viena sobre el riesgo que supone para la seguridad mundial el “crecimiento explosivo de la delincuencia organizada internacional”, calificándola como una “segunda pandemia”, y exhortó a todos los países a sumarse en una “acción mundial urgente y coordinada”.
En una rueda de prensa, el secretario general de la Organización de Policía Internacional, Jürgen Stock dijo que la delincuencia organizada transnacional está ”minando sociedades, comunidades y empresas. Su importancia es tal que se ha convertido en una emergencia para la seguridad mundial”.
Stock indicó que, la pandemia por Covid-19 y los avances en el campo de la cibernética ”aceleraron enormes cambios en la sociedad, y en ninguna parte es esto más cierto que en la delincuencia organizada transnacional”.
“Lo que todos los cuerpos policiales saben, pero de lo que el resto del mundo aún no se ha percatado, es que se ha producido una epidemia de delincuencia organizada transnacional a tal escala que ahora constituye una crisis de seguridad mundial”, añadió.
Asimismo, el secretario señaló que sin más cooperación, y sin dotar a los policías de las herramientas necesarias “ningún país del mundo podrá hacer frente a este reto por sí solo”.
La Interpol constató que los grupos internacionales de delincuencia organizada toman ventaja cuando los países se encuentran en conflicto o atraviesan crisis en sus relaciones, lo que complica la cooperación transnacional de los policías, al tiempo que llevan ventaja por haber “superado con creces” la inversión en tecnología de las fuerzas del orden.
Mientras tanto, el presidente de esta misma organización, Ahmed Nasser al Raisi atraviesa una denuncia por “tortura” y “detención arbitraria” en Austria. Dicha denuncia se debió a la detención de Matthew Hedges, un investigador, y Ali Issa Ahmad, un agente de seguridad, en los Emiratos Árabes Unidos en 2018 y 2019 respectivamente.
Hedges, un profesor de la Universidad de Exeter, en el suroeste de Inglaterra, describió siete meses de detención “aterradores”, la mayor parte en régimen de aislamiento, con “amenazas de violencia” para hacerle confesar su presunta pertenencia a los servicios de inteligencia británicos, por la cual fue condenado a cadena perpetua por espionaje en noviembre de 2018. Pero menos de una semana después fue indultado, gracias a la presión internacional.
Por su parte Ali Issa Ahmad comentó que fue detenido por haber vestido una camiseta en apoyo a Qatar, durante un enfrentamiento con Emiratos Árabes Unidos, durante la Copa Asiática de Naciones. Durante su detención de tres semanas, aseguró haber recibido puñetazos y puñaladas.
El caso se remitió también a Francia, donde está la sede de Interpol. El país abrió una investigación contra él en marzo de 2022 por “complicidad en torturas”. Los demandantes también iniciaron procedimientos penales en Noruega, Suecia y Turquía.