Andrés Manuel López Obrador puede parecernos todo lo desequilibrado que sus adversarios señalan: loco, senil, esperpéntico y otras lindezas más subidas de tono. Estará todo lo loco que dicen, pero eso no está peleado con que tenga un proyecto y un plan. O varios.

La dinámica de la campaña morenista ha sido un verdadero calvario para él, Claudia y los dirigentes de la 4T. No importa cuántos errores cometan en el Frente o Xóchitl, Morena no sólo no sabe cómo capitalizarlos, hacen hasta lo imposible para superarlos.

Hasta hace muy poco tiempo, todo era seguridad y optimismo en Palacio, hoy el miedo se ha instalado en todos los frentes. La visita de AMLO a Acapulco fue pánico puro: lo vimos de malas, aislado, huyendo del debate ciudadano, protegido hasta los dientes en tierra y mar. En plena retirada.

Es cierto que, desde hace algunos años, ante el fracaso de las reformas que quiso imponer el Presidente -INE, SCJN y otras- se puso de moda en la 4T lo del Plan “B”. Siempre con soberbia, eso significaba que si no era por la buena lo conseguirían por la mala. Y para todo fracaso siempre tenían un Plan “B” o “C” o “D” y si hacía falta tenían todo el abecedario. Pero llegó Claudia.

Para ella no había Plan “B”, la exjefa de Gobierno era el plan por definición: la continuidad, el Maximato, los presupuestos y los contratos a modo, de la victoria total en 2024, el Congreso, las gubernaturas etcétera. El carro completo versión 4T.

Desde junio, todo ha sido cuesta abajo y una vez resuelto, con total ironía que Marcelo será presidente en 2030, AMLO se vio obligado a tener el Plan “B” de Claudia: Samuel García.

El gobernador con licencia tiene todo aquello de lo que carece Claudia: personalidad, carisma, entusiasmo y ocurrente. Pero además tiene todo lo que a López Obrador le gusta: miente como respira, ego enfermizo y adicto al poder. Y por si fuera poco tiene a Marianita.

AMLO lo hace suyo y al más puro estilo de Palacio, borra de aquí también a Marcelo, impone a Samuel en MC como candidato a la Presidencia. Dante no cabía de felicidad.

El Ejecutivo federal, por muy loco que pueda estar, quiere tener dos candidatos propios en una carrera de tres. El rival de Samuel ya no es Xóchitl, es Claudia. Así, AMLO cree garantizar su ambición por el Maximato.

Samuel, candidato a la camisa de fuerza, sabe que sin la estructura de un partido nacional no tiene ninguna oportunidad y al largarse de Nuevo León por la puerta de atrás sólo le quedaba rendirse a las órdenes del jefe supremo, total para traiciones siempre habrá tiempo.

López Obrador está haciendo una apuesta muy arriesgada: “sacar” de la elección a Xóchitl, para eso necesita a Samuel. No se trata de restarle votos para ella. Se trata de que si Claudia sigue en su ruta hacia la nada, Samuel esté lo suficientemente posicionado para ser el Plan “B” y entonces sí, combatir con la estructura de Morena a Gálvez.

El verdadero problema de AMLO lo tiene con el resto de la elección. Para eso no tiene un plan alternativo: el Congreso, las gubernaturas, presidencias municipales y congresos locales. Allí, el carisma de Samuel no le alcanza. Andrés tiene un problema adicional, todos los agravios que ha cometido al interior de Morena le van a cobrar la factura.

La campaña, la oficial, acaba de iniciar, todavía quedan por registrar muchísimas candidaturas de todo tipo que van a terminar de complicar, aún más, estas elecciones que se van a desarrollar desde los extremos de unos y otros. Lo peor de las campañas está por venir.

Querido lector, no se desanime a pesar de lo que ve y escucha, hay algo aún más importante que la democracia: la libertad. ¿No es suficiente razón para votar? Piénselo, no sea que no tenga otra oportunidad.

  @Pancho_Graue

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