El peso mexicano es hoy fuerte, pero muy nervioso hasta de lo que se dice en los mercados.
Hemos tenido tres meses de muy alta volatilidad de la moneda en su relación frente al dólar. Desde aquel último día de agosto cuando las autoridades cambiarias, la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, decidieron poner fin al esquema de coberturas cambiarias, hemos tenido movimientos en la paridad dignos de una montaña rusa.
El 28 de agosto de este año la relación del peso frente al dólar en los mercados internacionales era de 16.70 a 1 y ayer tuvimos una paridad durante la mañana de 17.03 pesos por dólar. Si lo viéramos así a simple vista parecerían los tres meses más tranquilos del año.
Pero no, tan solo ayer pasó de esos 17.03 a los 17.21 y en esos tres meses hemos visto niveles de hasta los 18.30 pesos por dólar.
Claro, en medio de esto hemos sido testigos de eventos del tamaño de un atentado terrorista en suelo israelí sin precedentes y una respuesta militar del estado hebreo que tampoco tiene antecedentes.
Un peso tan fuerte es frágil e invita a la especulación. Y un movimiento brusco puede afectar el proceso de desinflación en México.
En la base de la relación entre el peso y el dólar está la política monetaria de los Estados Unidos que con altas tasas de interés lucha contra los altos índices de precios que en meses recientes han frenado el ritmo de desinflación que mostraron a finales del año pasado.
México optó por combatir la inflación con poca comunicación, pero con un elevadísimo premio por conservar los pesos. La tasa de referencia actual del 11.25% no tiene precedentes.
Y bajar desde esa cumbre de los rendimientos en moneda mexicana requiere mucha cautela para evitar que el tipo de cambio jale las miradas hacia los pretextos de subir los precios por ajustes en la paridad. No faltaría el que ponga como pretexto una depreciación cambiaria para traspasar el impacto a los precios.
En la pasada reunión de política monetaria, los que toman decisiones dentro del Banco de México fijaron sus posturas sobre el momento adecuado de iniciar el regreso del costo del dinero hacia una tasa más neutral.
A través de las minutas supimos que algunos quisieran que ya, mañana, bajara la tasa desde el techo actual, pero otros son más cautelosos en la forma en que eso debe suceder.
La voz cantante de la gobernadora Victoria Rodríguez se escucha muy poco, por eso cuando alguien del calibre del subgobernador Jonathan Heath deja ver su punto de vista, con aquello de un “ajuste fino” de la tasa referente, el mercado oye que ahí viene la tijera y lo deja sentir en el tipo de cambio, sin mayores consecuencias, pero queda la marca impresa.
Hay que esperar hasta el 14 de diciembre, cuando se lleve a cabo la última reunión de política monetaria del año, para saber por dónde van las consideraciones de los que ahí toman decisiones.
Ese día podremos ponderar las visiones de la gobernadora y los cuatro subgobernadores que toman la decisión correspondiente. Por lo pronto, saber que los que hablan lo hacen a título personal.
@campossuarez