Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, nació en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Asumió el papado en marzo de 2013, convirtiéndose en el primer pontífice latinoamericano y el primer jesuita en liderar la Iglesia Católica.
Bergoglio es hijo de migrantes piamonteses, su padre Mario era contador, empleado en ferrocarril, mientras que su madre, Regina Sivori, se ocupaba de la casa y de la educación de los cinco hijos.
Antes de su elección como Papa, Francisco tuvo una larga carrera religiosa y pastoral.
Ingresó a la Compañía de Jesús en 1958 y completó sus estudios de humanidades en Chile.
Bergoglio fue profesor de literatura y psicología en colegios jesuitas en Santa Fe y Buenos Aires. Destacó como provincial argentino de la Compañía de Jesús durante los años difíciles de la dictadura militar.
Para 1992, Juan Pablo II lo consagró obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires, cargo que se extendió en 1997 al ser designado obispo coadjutor de la arquidiócesis.
En 1998, sirvió como arzobispo de Buenos Aires. Para 2001 fue nombrado cardenal, destacándose por su labor en la Conferencia Episcopal Argentina y el CELAM.
En 2005 participó en el cónclave, sin embargo, no fue elegido Papa.
Fue hasta marzo de 2013 cuando asumió el cargo papal, cuando donde su elección se llevó a cabo durante el cónclave que se celebró después de la renuncia del papa Benedicto XVI.
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Su papado logra destacar debido al enfoque en la justicia social y la inclusión, temas cruciales de nuestra era. Además de tener énfasis en la simplicidad y la humildad, lo que lo ha hecho renunciar a ciertos protocolos formales y ostentosos asociados con el cargo.
Desde el inicio de su pontificado, abogó por la atención a los más vulnerables, llamando a la Iglesia y al mundo a abordar las desigualdades sociales, la pobreza y las crisis ambientales.
Su mensaje logró trascender fronteras, resonando en debates globales sobre cuestiones éticas y sociales.
El papa Francisco lidera en abogar por la transparencia financiera de la Iglesia, además de ser un defensor acérrimo del diálogo interreligioso, fomentando la comprensión entre diferentes credos.
Desafiando convenciones, Bergoglio aboga por la justicia social, y recuerda a la comunidad global la importancia de la empatía y la solidaridad en nuestros tiempos.