La Cartelera 24, que regularmente el autor dedica a reflexionar sobre alguna película, cede su espacio a una entrevista que sostuvo con la actriz Eréndira Ibarra.
El T.A.P, Taller de actores profesionales, es el programa donde Óscar Uriel, crítico cinematográfico, conversa con actores y actrices profesionales acerca de sus carreras como personas inmersas en el cine, el teatro y la televisión, a través de una visión honda y particular, entrañable. Y se sumerge así desde aristas distintas a los perfiles de cada actor y actriz que toma asiento junto a él en la sala de este proyecto que llegó ya a su doceava temporada.
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En este espacio, que ha recibido a actrices como Ofelia Medina y Leticia Huijara, llega para el noveno episodio de esta temporada la actriz Eréndira Ibarra (Ciudad de México, 1985), estrella de cintas como Las Aparicio (2016), A ti te quería encontrar (2018) y Matrix (2021). A propósito del estreno de este capítulo, que se transmitirá a las 20:00 horas el próximo sábado 2 de diciembre a través de la señal del Canal Once, Diario 24 Horas charlo con ella como preámbulo de este nuevo logro en su carrera.
Su carrera, los sueños, las redes de apoyo y cómo enfrentar los retos
Demian García: Se trata ya de la 12ava temporada del T.A.P, y sigue siendo conducido, como desde sus inicios, por Óscar Uriel. ¿Qué significa para ti estar acá, en un episodio, como parte de un espacio donde además han desfilado grandes actrices y actores a lo largo de tantos años y momentos?
Eréndira Ibarra: Es una forma muy bonita de celebrar todo el camino recorrido desde hace casi veinte años de (inicio de) mi carrera. Me encanta ver a Óscar; es amigo mío. He tenido la oportunidad no sólo de pasar grandes momentos de amistad con él, sino grandes momentos hablando laboralmente, también. Él fue conductor de la conferencia de prensa internacional que hicimos para Matrix Resurrections y en varias premieres de películas mías en festivales de cine…
(Entonces) he tenido muchas oportunidades de compartir con él momentos súper importantes para mí, y este para mí es un momento sumamente importante porque soy muy fan del T.A.P.; me encanta ser parte de este grupo de actrices y actores que han sido entrevistados en este programa que me parece súper importante para acercarle a las personas que aman la industria y que les gusta lo que hacemos.
Además, los mismos actores que somos parte de la industria, poder ver a nuestros amigos en este mismo programa, y aprender más de ellos, es súper lindo. Me siento muy honrada. (…) Quiero que la gente lo vea y lo disfrute mucho. ¡Y a lo mejor hasta me lo vuelvo a echar yo!, como para tratar de recordarme un poco el camino que he dado y celebrarlo.
DG: Aprovechando que entramos de lleno a lo que es el T.A.P, ¿qué nos puedes adelantar, además de lo evidente, claro? ¿Qué nos puedes decir sin spoilearnos sobre lo que vamos a hallar mañana que se estrene este episodio?
EI: No sólo por el lado del aspecto laboral, (en cuanto a) lo que he hecho (como actriz) y mi trayectoria, sino también la conversación que tenemos sobre la situación del cambio en la industria, de una diversificación de contenido. Hablamos mucho sobre la potencia del lenguaje, de cómo utilizamos, por ejemplo, el lenguaje inclusivo como un statement político, la diversidad también como un estandarte de las nuevas historias que queremos contar.
Tuvimos la oportunidad no sólo de ahondar en mi trayectoria, sino también en las cosas que a mí me interesan y que creo que son necesarias para crear una industria cada vez más segura para todas las personas, y que nos afecte a todes por igual.
Me emociona mucho eso porque, aparte, son conversaciones que he tenido con Óscar en privado por mucho tiempo, entonces ahora tener la oportunidad de tenerla en público y que otras personas participen de ella me parece súper importante.
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DG: Será sumamente interesante conocer más allá de tu carrera profesional… Me interesaba preguntarte acerca de cómo iniciaste joven y no como actriz, sino como asistente de casting en el cortometraje de Joaquín Segura en 2004 y un año después (en 2005) debutaste como actriz en Alivio, de Armando Vega-Gil. ¿Cómo fue ese debut de asistente y no cómo actriz, fue premeditado?
EI: Yo ya estaba haciendo mis pininos desde antes: hice vestuario antes que casting, estuve también en equipos de maquillaje, y hasta en algún momento cargando cables. Para nosotros como familia, y sobre todo para mi papa, era importante que yo tuviera la oportunidad de conocer el set profundamente, para que no fuera una de esas actrices que se quejara cuando las cosas se taradaban demasiado –se ríe como parte del recuerdo—. Me decía: “para que veas el porqué de todo”.
Recuerdo que yo tenía mucho miedo de ser actriz porque me costaba mucho la idea de cargar con el apellido de mi papa, –cosa que ya es prueba superada, expresa–. Entonces me diversifiqué lo más que pude, traté de hacer absolutamente de todo, buscando una excusa para no ser actriz… y no la encontré –ironiza–.
Ese corto, de casting, fueron como mis pininos. Ahora ya como directora de casting más consolidada, recuerdo esos momentos y pienso, qué loco, (porque) Joaquín además es un artista visual y un artista plástico que dijo: “ah, pues le voy a decir a Eren que me ayude a hacer este casting”. Y al cortometraje le fue muy bien, salió Ignacio Riva Palacios, que –aparte, indica– era mi compañero en la carrera, entonces fue algo muy, me dio fuerza para saber que era lo que yo quería hacer, y a partir de ahí empecé a acompañar los procesos de casting de varios compañeros, hasta ahora que ya tengo una castinera con mi socia Alexia Porras, nos va bien y hemos sacado ya varios proyectos. (Finalmente) son cosas que siguen conmigo a pesar de que quizás ya no son tan públicas.
Es muy lindo pensar en todo lo que intenté para no ser actriz… que aún así me llevó a ser actriz —se pausa entre risas, y vuelve a rematar con clarisas—: lo único que hacía era reivindicar que yo quería ser actriz.
DG: Más allá de todas las influencias y todo lo evidente y trascendental que nos has contado, ¿qué fue lo definitivo, lo que te hizo dar este salto –y qué salto– de hacerlo todo para evitar ser actriz a ser parte del elenco de una producción del tamaño de Matrix Resurrection? Sobre todo, ¿qué te dice todo esto de tu carrera como actriz?
EI: Hay dos factores muy importantes en ese proceso. El primero, muy al inicio, antes de empezar a estudiar actuación, cuando yo estaba buscando hacer todo menos eso, y fueron las palabras de Ana Celia Urquidi, que en ese momento era la directora de talento de Argos; ella fue la que me impulsó y me dijo: “tú tienes que hacer lo que siempre has hecho, siempre has estado en un escenario y ese es el camino que es para ti, y lo sé porque lo vi”. Y eso para mí fue: “si ella cree en mí, entonces yo voy a creer más en mí”.
Ya después Matrix… y Sens8 y todo lo que vino, en gran parte tuvo que ver mi esposo, Fred Londoño, porque yo cuando lo conocí le dije: “yo siempre voy a ser como la actriz de fondo, nunca voy a ser la prota, yo siempre voy a ser la amiga de…”, y él fue el que me impulsó y me dijo: “no, tú eres lo que sueñas y lo vas a lograr”. Y gracias a él pude ver otra me pude ver perspectiva y creer un poco más en mí.
Es raro en este negocio que siempre necesitemos personas externas para recordarnos lo bien que lo estamos haciendo y lo importante que es nuestro trabajo, porque tendemos los actores a sufrir mucho. Y lo digo porque pude haber hecho muchas cosas y aun así en la mañana estaba llorando por un proyecto. (…) tendemos los actores a sentirnos como todas las personas: insuficientes. Y tener a alguien de afuera que nos diga: “oye, abre los ojos y ve a través de mí cómo yo te veo”, es como decir: “órale, sí puedo”, y una vez que entendemos que podemos, no hay nada imposible.
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DG: El contraste. De aparecer en Matrix… a pasarla mal esta mañana por culpa de un proyecto. Más allá de lo que nos cuentas sobre tener personas que nos sostengan, ¿qué es lo que te ha funcionado para enfrentar esos, digamos, malos ratos para no llamarles fracasos?
EI: Los procesos nunca son lineales y uno piensa, como nos han marcado siempre, que empiezas en un punto –ejemplifica una gráfica–, vas de subida hasta que llegas al éxito. Pero siento que si lo vemos de una forma más natural y más honesta, son olas: a veces la ola es grande y te lleva muy lejos, y a veces es pequeña y tienes que remar más fuerte, o no avanzas o se te pasa la ola.
Siento que lo más importante es no claudicar y tener una red de apoyo de personas que alrededor que te quieren por quien eres y no por lo que has logrado. Es súper importante. Y, definitivamente, aunque es un privilegio en este país porque es caro: la terapia, siempre ayuda a recordarnos un poco que quizá todas esas ideas de insuficiencia que tenemos, las tenemos por heridas que tenemos del pasado y, si las sanamos, podemos empezar a sentirnos más seguros en el camino en el que decidimos estar.