A Xóchitl como que no le cae el veinte. No acaba por entender el lugar sobre el que está parada en estos momentos y la envergadura de su aspiración. Podría ser la primera mujer presidenta de la República en la historia de México y simplemente no quiere (¿o no puede?) ponerse a la altura de la circunstancia.

Aspirar a gobernar a una nación de 130 millones de habitantes no es cualquier cosa. Se requiere asumir varios compromisos y ejecutar estrategias muy precisas (casi quirúrgicas). Se trata de una misión que no te va a conceder margen de error alguno. Y en política equivocarse es un lujo que no te puedes dar. Y en tiempos electorales… ¡Menos!

Por principio de cuentas, Gálvez y sus “estrategas” (¿en realidad los tiene?) todavía no han definido cuál es su target, no saben con quién quieren conectar. A veces le apunta a las clases medias, otras a los chavos universitarios, igual se dirige a los sectores indígenas… pero no se va a fondo con ninguno. Siempre se queda a medias. Y con esa tibieza difícilmente va a entusiasmar a nadie.

Sí, y éste sí es un irreductible, Xóchitl tiene su capital político y éste le sirve para caminar por todo el país para ganar adeptos, pero también es un hecho contundente que muchos se desencantan de inmediato cuando perciben su falta de estructura.

¿Dónde está su encargado de redactar discursos?, ¿por qué no tiene un consultor de imagen?, ¿acaso no tiene a alguien cercano que le aconseje que no se dirija a la población con groserías o majaderías?, ¿por qué no le permite a su sentido común tomar protagonismo para que no se presente en una universidad de prestigio (como lo es la Anáhuac) con cartulinas y dibujitos como si fuera una clase de primaria?

Y sobre sus más “flamantes adquisiciones” para su equipo de campaña, los dinosaurios panistas Max Cortázar Lara y Consuelo Sáizar Guerrero, mejor ni hablemos. ¡¿En qué estaba pensando?! ¿Qué le pueden aportar un par de personajes que lo primero que se les nota es que en la frente tienen tatuado el nombre de Felipe Calderón?

Se supone que el electorado está ávido y sediento de propuestas frescas, de caras nuevas, de perfiles jóvenes… Otro sinsentido es la incorporación de Kenia López Rabadán como jefa de oficina de campaña. ¿Dónde están los expertos, los verdaderos estrategas, los llamados headhunters que día y noche están buscando por todos lados los mejores perfiles?

El tiempo para enderezar el rumbo y convertirse en una candidata competitiva a la presidencia de la República se le agota a Xóchitl. Le urge una profunda reingeniería en todos los aspectos.

La gente quiere verla como una política cuya imagen, dicción y actitud sean dignas de ser imitadas por muchas mujeres mexicanas. ¡Vaya!, que sea un verdadero ejemplo de aspiracionismo y superación, que las niñas y las jóvenes la miren y digan “yo quiero ser como ella”, porque la verdad es que ya todos estamos cansados y aburridos de los comediantes mal hablados contando chistes pésimos o esos bailarines (como Marcelo Ebrard) que creen que causan mucha gracia con sus coreografías que comparten en las redes sociales.

 

X: @Yalessandrini1

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