El bolero de Cuba y México, considerado el género de la música romántica y la poesía por excelencia, fue declarado hoy patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco.
“Nueva inscripción en la Lista del Patrimonio Inmaterial: El bolero: identidad, emoción y poesía en el canto, en Cuba y México. ¡felicidades!”, dijo la Unesco en su cuenta de X.
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El Comité Intergubernamental de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial lo validó durante el encuentro que se celebra desde el lunes en Kasane, Botsuana, para ratificar 55 elementos relacionados con las tradiciones en diferentes partes del mundo.
Cuba y México defendieron conjuntamente la candidatura del bolero como “identidad, emoción y poesía hecha canción”, que supone “un elemento indispensable de la canción sentimental de América Latina”.
El bolero nació en Santiago de Cuba a finales del siglo XIX con la pieza “Tristezas” de Pepe Sánchez, y en las primeras décadas del siglo XX fue adoptado por México, que lo enriqueció con un estilo propio.
En 1932 la mexicana Consuelo Velázquez lanzó “Bésame mucho”, el más internacional de los boleros, interpretado luego por Nat King Cole, Frank Sinatra y The Beatles, entre otros.
Ambos países han dado al mundo grandes autores e intérpretes, como los cubanos Omara Portuondo y los ya fallecidos Celia Cruz, Elena Burke, César Portillo e Ignacio Villa (Bola de Nieve); así como los mexicanos Agustín Lara, Javier Solís, Álvaro Carrillo y Armando Manzanero.
En un bar popular de Ciudad de México, José Antonio Ferrari, de 72 años y medio siglo cantando boleros, interpreta “Sabor a mí”.
“El bolero es la banda sonora que mueve las sensaciones y las fibras más íntimas del ser humano”, dice a la agencia de noticias francesa este requintista que aprendió a tocar de oído.
El cine de oro mexicano también fue clave en la difusión del género, con interpretaciones del legendario Pedro Infante o el compositor y poeta Agustín Lara, uno de los preferidos de Hechavarría.
Boleristas cubanos como Benny Moré (“El bárbaro del ritmo”) o Rita Montaner (“La única”), hicieron carrera en México y Tríos como los Panchos, los Tres Ases, los Tres Diamantes, los Tres Reyes, entre muchos otros, dieron brillo al género en ese país y fuera de sus fronteras.
El mexicano José José, conocido como la voz romántica de México, encarnó en 1988 a Álvaro Carrillo, autor de “Sabor a mí”, en una película del mismo nombre, y su compatriota y compositor Armando Manzanero fue fundamental en los álbumes de bolero que le valieron al popular cantante Luis Miguel dos premios Grammy.
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Para el bolerista cubano Leo Vera (57), el reconocimiento de la Unesco llega en un “momento preciso” para que este género, que “es magia” y “amor”, “vuelva a ponerse” de moda, en una isla donde hay pocos locales para escucharlo y bailar a su ritmo.
Cuba organiza desde 1987 el Festival Boleros de Oro para potenciar el género. En 2001, casi 600 boleristas cubanos y del extranjero cantaron clásicos como “Contigo en la distancia”, “Dos gardenias” o “Solamente una vez” en el Gato Tuerto durante 76 ininterrumpidas, lo que pasó a ser “El bolero más largo del mundo”.
Ferrari observa que, al igual que en Cuba, la mayoría de los músicos que cantan boleros superan los 60 años y ahora compiten con otros géneros musicales en boga por el espacio de bares y cantinas.
No obstante, confía en que “mientras exista amor y el desamor, van a existir cosas bonitas como el bolero”.
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EAM