El berrinche de Samuel García de querer ser precandidato presidencial y mantener el control del Gobierno de Nuevo León, que no le funcionó, hizo que se cayera la máscara de Movimiento Ciudadano y bastó menos de una semana para que el dirigente nacional de MC, Dante Delgado, anunciara su “ruptura” con el resto de los partidos de oposición que habían mantenido un bloque de contención en el Senado, lo que hizo que Morena se frotara las manos.
Esta semana termina el período ordinario de sesiones y, cómo es costumbre, harán sesiones maratónicas para aprobar diversos temas pendientes como nombramientos de magistrados de salas regionales y de la nueva ministra de la Corte, que requieren de la mayoría calificada, es decir, de las dos terceras partes de los votos de los senadores presentes.
Para lograr esa mayoría Morena necesita, además de sus aliados, a la oposición, que ya ha advertido que no dará su voto a favor de la segunda terna enviada por el presidente, Andrés Manuel López Obrador para nombrar a una ministra; sin embargo, la ruptura de MC con el PAN y el PRI le permite al oficialismo construir nuevos acuerdos.
Integrantes del partido naranja han señalado que su voto será razonado y que el tema de Nuevo León no influirá en sus decisiones, sin embargo, esto lo podremos comprobar esta misma semana.
Lo cierto es que, para el coordinador de los senadores de Morena, Eduardo Ramírez, la ruptura de MC con la oposición es una oportunidad para construir acuerdos y aprobar reformas y nombramientos que requieran una mayoría calificada.
Nuevo León ha sido el pretexto perfecto para que el partido de Dante Delgado deje caer la máscara y los acuerdos con Morena ahora los haga de manera abierta.
Se dicen la nueva política, pero cuando los hechos superan los discursos, dejan claro que de nuevo no tienen nada y para muestra, otra vez Nuevo León.
Ese mismo gobernador que asegura ser diferente a los del PRI y a los del PAN, ahora pretende regresar a su estado a la época del cacicazgo.
Impulsar a su esposa, Mariana Rodríguez a ser la presidenta municipal de Monterrey, le permitirá controlar no sólo el estado, sino también la capital, de la misma manera que por años lo hicieron los priistas.
Esa política de que una sola familia concentre todo el poder en un estado es de las prácticas nocivas del PRI; en dónde está la congruencia del gobernador que en los dichos acusa al tricolor y al blanquiazul de representar a la vieja política, cuando él está haciendo lo mismo en su estado.
No cabe duda que el nuevo Nuevo León, está lleno de la vieja política.
Y en Pregunta Sin Ofensa:
Al menos 14 personas murieron en el municipio de Texcaltitlán, Estado de México cuando civiles se enfrentaron, incluso con palos, a un grupo criminal que extorsionaba a comerciantes y propietarios de sus tierras. Queda claro que los abrazos no son suficientes para terminar con el crimen organizado.
@aguilarkarina