A pesar de las crecientes presiones de sus aliados, entre ellos Estados Unidos, Israel declaró ayer que su guerra en Gaza contra Hamás continuará “con o sin apoyo internacional“.
El 27 de octubre sus tropas iniciaron una operación terrestre para cumplir con el objetivo de “aniquilar” al movimiento islamista, que gobierna en Gaza desde 2007.
El Ministerio de Salud de Hamás afirma que 18 mil 608 personas murieron desde el inicio de la ofensiva israelí, en su mayoría mujeres y menores de 18 años.
El martes, la Asamblea General de la ONU aprobó un texto no vinculante que pide un “alto el fuego humanitario inmediato”, pero que evitaba condenar a Hamás por su ataque del 7 de octubre. que dejó mil 200 personas muertas.
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Sin embargo, los bombardeos y los enfrentamientos armados continuaron principalmente en la ciudad de Gaza, Jan Yunis y Rafah.
Los combatientes de Hamás también lanzaron cohetes, en su mayoría interceptados, hacia Sederot y otras comunidades del sur de Israel.
El Ejército israelí indicó que sonaron sirenas en la ciudad de Asdod y en la zona de Lakhish. Imágenes en redes sociales mostraban que un gran fragmento de un cohete interceptado impactó contra un supermercado.
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La misma fuente afirmó que golpeó una célula de milicianos en la ciudad de Gaza “que estaba lista para lanzar cohetes hacia Israel”. Según el cuerpo militar, 115 de sus soldados han muerto en la guerra.
Israel suele acusar a Hamás de usar túneles bajo hospitales, escuelas y mezquitas, con fines militares. Hamás rechaza esas acusaciones.