En la reunión de política monetaria de la Junta de Gobierno del Banco de México del pasado 9 de noviembre la subgobernadora Irene Espinosa rompió el anonimato de las minutas de ese encuentro con una opinión disidente.
Espinosa Cantellano señalaba a principios de noviembre que había que mantener la prudencia y la cautela en la comunicación del banco y evitar adelantarse en las expectativas de una futura baja en la tasa de interés, porque prevalecía la incertidumbre sobre la baja en la inflación.
Y es que para ese momento varios integrantes de la Junta de Gobierno empezaban ya a poner fechas cercanas para el inicio de la baja en el costo del dinero cuando, claramente, la desinflación se había estancado.
Ya en la pasada comunicación de decisión de política monetaria, la Junta de Gobierno no dejó de utilizar aquello de mantener la tasa de referencia en su nivel actual durante cierto tiempo, pero las declaraciones públicas de algunos de sus integrantes se moderaron.
Claramente la tasa de interés se mantuvo sin cambios y por unanimidad en su nivel actual del 11.25%, pero en el balance de riesgos los banqueros centrales aumentaron sus expectativas de inflación para el próximo año en unos cuantos puntos, con lo que le daban la razón a Irene Espinosa.
Es evidentemente muy dañino para la economía mantener altos costos del dinero, porque sí afecta una parte de las actividades económicas, pero resulta definitivamente devastador que la economía mexicana se estanque en altas tasas de inflación, porque eso resta poder adquisitivo a todos, especialmente a los que menores ingresos tienen.
Las expectativas inflacionarias para 2024 reflejan cierto estancamiento en el proceso de desinflación. Estiman los expertos que consulta el propio Banco de México que al cierre del siguiente año la inflación general estará en torno al 4%, y que ni siquiera al final del 2025 el Índice de Precios al Consumidor podrá estar muy cerca de la meta del 3%.
Ya conoceremos en las minutas de esa reunión del jueves pasado, que se publican el 4 de enero, sí los tomadores de decisiones ya moderaron sus discursos sobre relajar pronto la política monetaria.
Por lo pronto a la gobernadora del Banxico Victoria Rodríguez ya se le escucha más la palabra cautela, tan necesaria cuando la desinflación ya no es tan contundente.
El 2024 tendrá un primer semestre de mucha liquidez. De entrada, se estrena con un nuevo aumento al salario mínimo que, afortunadamente, aumenta el poder de compra de ese sector laboral, pero también la dispersión de recursos con fines electorales puede generar algunas presiones en los precios de muchos productos y servicios.
Si es un hecho que no habrá ningún tipo de prudencia en la política fiscal, por ese descarado intervencionismo del Gobierno federal en la búsqueda de un resultado electoral, la política monetaria tiene que pecar de ser extremadamente precavida.
Y más en un país como México en el que el banco central sólo tiene como objetivo mantener el poder de compra de la moneda, sin tener entre sus obligaciones buscar el pleno empleo.
@campossuarez