Hector-Zagal
 

Héctor Zagal

(Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana)

No, no es mi última columna (por lo menos no hasta donde yo sé). Sin embargo, quise aprovechar el título del texto para adelantar mi broma de los Santos Inocentes. ¿Ustedes ya tienen preparada la suya?

Las bromas del Día de los Inocentes tienen algo macabro en su origen. Se originó por una matanza, no por bromas ni chistes. En el evangelio de Mateo se narra cómo, después de que Jesús nació, llegaron unos magos de oriente a Jerusalén. Venían a adorar al rey de los judíos, que recién había nacido y les ocurrió preguntarles a la persona menos indicada: al siniestro Herodes.

El rey Herodes se aturdió cuando escuchó aquello, por lo que fue con los magos y les pidió que, cuando llegaran adonde se encontraba aquel niño, regresaran y le compartieran la ubicación para que él también fuera a adorarlo.

Los magos siguieron su camino y al fin llegaron con Jesús, María y José. Sin embargo, cuando estaban por irse, fueron avisados en sueños que no regresaran con Herodes.  Así pues, tomaron otro camino y dejaron plantado al rey De haber hecho lo contrario, Herodes hubiera dado con el niño y lo hubiera asesinado.

Cuando Herodes se enteró de que los magos lo habían burlado, se enojó tanto que mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y los alrededores. Quería asegurarse de que ningún niño pudiese arrebatarle la corona. Este crimen originó la celebración del próximo jueves. Pero ¿por qué no dio con el pequeño Jesús?

Antes de que Herodes dictara su mandato, un ángel se le apareció a José y lo previno para que huyera a Egipto junto con su familia. Le pidió también que se quedará allá y no regresara hasta que Herodes muriera. Así lo hizo y cuando esto último murió, José volvió a tener una revelación para que fuera a Nazaret.

Esto es todo lo que cuenta Mateo en su evangelio. No obstante, por textos apócrifos, existen otros relatos de cuando José, María y Jesús fueron migrantes.

Se cuenta que, todavía en Belén, la familia entró en una gruta para descansar. Ahí María amamantó a Jesús y derramó una gota de leche que cambió de color en el instante que tocó la superficie de una roca. El lugar hoy se llama la “Gruta de la leche” y se dice que si se derrama agua en donde está la mancha de leche, adquirirá propiedades curativas.

También se dice que en algún momento se toparon con un hombre que sembraba su campo de trigo. Apenas había comenzado, por lo que nada había brotado. La Sagrada Familia, perseguida por soldados de Herodes, le pido al campesino que, cuando llegaran estos y preguntaran por ellos, no les mintiera y les dijera la verdad: que los vio pasar cuando la siembra aún no brotaba. Aparentemente, en ese momento sucedió un milagro y el trigo creció y maduró tanto que quedó listo para su cosecha. De esta forma, cuando llegaron los soldados y el campesino les dijo la verdad, desistieron de su búsqueda, pues pensaron que habían pasado ya muchos meses.

También se relata que, en medio del hambre y la sed que solía sufrir la familia en su travesía, encontraron una palmera llena de dátiles. Estaban tan altos que nadie los pudo alcanzar. Sin embargo, Jesús le ordenó a la palmera que inclinara sus ramas. Milagrosamente, lo hizo y solo así la familia se pudo alimentar.

Estos relatos no son reconocidos por la Iglesia como palabra de Dios, pero, al menos entre los católicos, son mirados con benevolencia. Aun así, nos dan una idea representativa de todo lo que la familia sufrió pasar durante su huida a Egipto. Los martirios de la migración forzada no son tan distantes a los que vemos hoy en nuestro país y en todo el mundo.

Sapere aude!

@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana