La familia Chí Cab está formada por siete miembros, entre abuelos y tíos que viven en la misma casa hecha de madera y bloques, todos trabajan, pero es insuficiente para que los niños reciban un regalo de los Reyes Magos.
Aide Cab, la madre de familia que se dedica a cuidar de sus dos hijos, de siete y nueve años, se lamenta porque con los pocos recursos que se generan no les alcanza para juguetes, pero sí tal vez para rebanada de rosca y refresco este 6 de enero.
Ellos viven en la colonia irregular Mártires de Antorchistas, ubicada en la ciudad de Chetumal, en el municipio de Othón P. Blanco, a cuatro kilómetros a las orillas de la ciudad, lo que significa un buen gasto en transporte para que los miembros de la familia que viajan a su trabajo.
Mientras la mamá habla de las dificultades que tendrán para tratar de darles algún juguete a sus hijos, el pequeño Irving Alonso Chi Cab, de siete años mencionó que lo que más anhela que le traigan los Reyes Magos es un carrito, aunque después enfatizó que su sueño es tener uno de control remoto “o al menos un carrito a escala con tal de poder recibir un regalo” ese día.
Desafortunadamente tanto Irving como su hermano mayor ya saben lo que es no tener un juguete nuevo, pero dentro de todo no se entristecen tanto porque sus padres les han dicho que el dinero que se guarda es para sus estudios: uniformes y útiles escolares.
“A mí lo que más me gusta de la festividad es poder compartir con la familia, un poco de la rosca de reyes y un refresco o un chocolate, aunque si me haría más feliz recibir un carrito”, explicó, mientras aprovechaba que su madre estaba ocupada para poder jugar con el teléfono celular de ella.
La madre de familia recordó que esta precaria situación la han vivido desde hace ya 10 años, por lo que como familia no han podido cumplir como Reyes Magos, aunque mencionó que en por lo menos tres ocasiones sus hijos han logrado tener un juguete nuevo en Reyes, porque algunas asociaciones civiles que ha ido a la colonia a regalarlos.