David Robert Jones, mejor conocido como David Bowie, aunque también por un sinfín de sobrenombres alusivos a sus etapas a lo largo de sus más de cinco décadas de carrera , nació un día como hoy de 1947, en Brixton, al sur de Londres. Como todo buen músico revolucionario, inició con su interés musical desde edad temprana, en sus primeros años de adolescencia, con una fascinación proveniente del jazz de London West End de finales de la década de los 50 e inicios de los años 60.
A los 19 años, y habiendo debutado ya con The Kon-Rads, The King Bees, los Mannish Boys y los Lower Third, había prescindido de sus apellidos para adoptar el mítico Bowie que le acompañó por el resto de su vida. Ya con el cabello largo y bajo el manto de Kenneth Pitt, a los 21 años, en 1969, el ascenso meteórico tuvo su primera explosión: Space Oddity fue lanzada y alcanzó el número cinco en el chart de Londres.
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El inicio del ascenso
Pese a que su debut en los discos de larga duración llegó en 1967 con David Bowie, su disco homónimo, lanzado por Decca, la filial de Deram Records, su primer roce con el éxito fue en 1969, con Space Oddity, su segundo LP, que primero fue lanzado con el título de su primer disco y en EEUU con el nombre de Man of Words/Man of Music, hasta que más tarde RCA lo relanzó con el nombre actual en 1972. Este se encuentra en su línea del tiempo como el primero de sus (recurrentes) puntos de inflexión.
Un año después, vendría otro de sus icónicos discos: The Man Who Sold the World (1970), donde mucho tuvieron que ver Mick Ronson y Tony Visconti en cuestiones musicales. Acaso uno de los discos que más influencias reflejan de Ziggy: de glam, heavy y hard rock a crítica social (p. ej. la Guerra de Vietnam), pasando por encuentros eróticos con deidades hasta visos a Kafka y Nietzsche.
Tras ese tridente que empezaba a posicionarlo como una de las figuras más polifacéticas y talentosas de la época, se lanzaron, entre otros discos, desde 1971 hasta el día de su muerte, títulos como: Hunky Dory (1971), The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972), Diamond Dogs (1974), Low (1977), “Heroes” (1977), Scary Monsters (And Super Creeps) (1980), The Buddha of Suburbia (1993), Earthing (1997), Heathen (2002) y Blackstar (2016).
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Starman y su paso por en el cine
Dada su expresión transparente y llena de brillos –figurativa y literalmente–, y con un respaldo en el teatro vanguardista y el oficio de mimo, su paso dentro del séptimo arte y la televisión comenzó casi a la par de su carrera musical. Aunque dio vida a personajes de bajo perfil en The Looking Glass Murders (1970), The Image y The Virgin Soldiers (1966), fue hasta 1976, con el estreno de The Man Who Fell to Earth que empezó a legitimarse como actor.
Tuvo una aparición protagónica también en El ansia (1983) y más tarde, aunque en el mismo año, se puso en la piel de Jack Celliers en el filme de culto de Nagisa Ōshima, Merry Christmas Mr. Lawrence, basada en la novela de Laurens van der Post. Para 1988, se vistió de Poncio Pilatos para la cinta de Martin Scorsese, The Last Temptation of Christ; un par de años antes, en 1966, actuó en Labyrinth, de Jim Henson.
Aparece también en películas como Twin Peaks: Fire Walk with Me (David Lynch, 1992), Basquiat (1996), Everybody Loves Sunshine (1999), Boys Don’t Cry (1999), The Prestige (2006), entre otras.
De nombres y épocas
Según el tiempo y las influencias, los discos y las presentaciones de David Bowie se pintaban de algo en especial. Por ello, a lo largo de su carrera, se le conoció como Starman, Ziggy Stardust, The Chameleon of Rock, The Thin White Duck, The Halloween Jack, Aladdin Sane, Jareth, the Gobling King, Major Tom y, merced de su disco de despedida, como Blackstar.