El miedo a la muerte y a una posible conspiración que afectaba durante su infancia inspiraron al director Iván Lowenberg a crear la trama de su cinta No quiero ser Polvo, por la que también enfrentó carencias económicas para su realización llevando a su madre a ser la protagonista de la misma
En entrevista con 24 HORAS, el cineasta reveló que la película tenía como título inicial Cuando el mundo se acabe, sin embargo, por cuestiones creativas se decidió por uno más poético apegado a uno de los temas que se ve en ella que es el miedo a morir en el olvido.
“Todo aquí es real, las tumbas, la ansiedad de morir, el personaje de Iván, soy yo que es estudiante de cine […] Y, debido a que tuvimos complicaciones con los fondos, mi madre termina siendo la protagonista y se queda con su nombre, Bego”, aseveró el cineasta.
El argumento de la película nace de una vivencia que tuvo Lowenberg en su infancia, ya que en los 90’s se distribuían rumores de días de oscuridad que azotaron a la humanidad.
“El círculo de amigos en el que se movía mi familia, cuando tenía ocho años, comenzó a darse el rumor de que habrían tres días de oscuridad, tal y como lo menciona la película […] Ese año no viajamos, teníamos despensa guardada, papel para tapar las ventanas y todo listo por si llegaban los días de oscuridad”, contó.
Detalles dentro de la película como lo es la escenografía, chistes, e incluso relaciones dentro del largometraje, logran no solo un experimento diferente al momento de grabar, también en el espectador que siente genuina la relación entre cada uno de los personajes.
La cinta no solo lleva un gran papel en el guión, pues el apartado más fuerte que tiene el filme es en el sonoro que hace que el espectador se sienta parte de las escenas que plantea No quiero ser polvo.
“Creo en ese potencial del sonido, que cada quien se logre imaginar su propia puesta del fin del mundo o sus días de oscuridad”, continuó.
La película está grabada en formato 4:3 logrando una cercanía concreta con la protagonista. Incluso la grabación del filme viene acompañada de movimientos de cámara que ayudan a llevar la historia más personal a la visión y perspectiva de Bego.
“Buscamos que se sintiera en tiempo real, aunque es muy abstracto esto de tiempo real, pero queríamos que se viviera como se ve, sin cortes de por medio, estar viviéndolo a través de ella”, finalizó.
Si bien, estas decisiones ayudan a concretar el mensaje que busca relatar Lowenberg, le costó complicaciones al momento de vender la película, ya que al ser un formato más cuadrado, representó un problema posicionarla en las salas de cine, ya que es algo fuera de lo común ver cintas en un formato 4:3.
A pesar de esto, la película se estará proyectando en las salas de Cinemas WTC, también en ambas sedes de la Cineteca Nacional y selectos espacios de Cinemex y Cinépolis.