En un dramático giro, el ex ministro del Interior, Mariusz Kamiński, y su viceministro, Maciej Wąsik, fueron arrestados dentro del Palacio Presidencial este martes, en Varsovia, capital de Polonia. El incidente es un reflejo del conflicto cada vez más profundo entre el nuevo gobierno encabezado por el primer ministro Donald Tusk y el partido conservador, Ley y Justicia (PiS), que gobernó entre 2015 y 2023.
Kamiński y Wąsik, miembros del PiS, fueron condenados por abuso de poder por acciones llevadas a cabo durante un gobierno del PiS entre 2005 y 2007. A pesar del indulto otorgado en 2015 por el presidente de Polonia, Andrzej Duda, el Tribunal Supremo de Polonia anuló esta decisión en junio de 2023, lo que llevó a un nuevo juicio y, en diciembre pasado, a una sentencia de dos años de prisión para ambos.
Las detenciones desataron gran tensión. Kamiński y Wąsik llevaban horas refugiados en el Palacio Presidencial, donde Duda, un aliado del PiS, los había recibido en un evento protocolario ese mismo día. La policía actuó siguiendo una orden judicial, sin embargo, se desataron protestas de partidarios del PiS que se reunieron frente al Palacio y la comisaría.
A pesar del veredicto del tribunal, Duda mantuvo su postura de que sus indultos eran válidos. Esto lo colocó en desacuerdo con el gobierno actual y ha desencadenado un debate sobre el poder judicial polaco, debido a las sentencias contradictorias emitidas por diferentes tribunales. La raíz de la cuestión radica en la interpretación de la legalidad y el momento de los indultos: Duda, que está en su segundo y último mandato que finaliza a mediados de 2025, sostiene su legitimidad, mientras que la administración de Tusk la cuestiona.
En respuesta a las detenciones, Kamiński anunció una huelga de hambre, declarándose “preso político” y alegando que su condena fue un acto de vendetta política. Esta afirmación fue refutada por la viceministra de Justicia, María Ejchart, quien subrayó que todas las personas son iguales ante la ley bajo el gobierno de Tusk.
El caso de Kamiński y Wąsik se ha convertido en un símbolo de la batalla entre el nuevo gobierno que aglutina fuerzas de centro y centroderecha, y los elementos nacionalistas dentro del país concentrados en el PiS. El gobierno de Tusk, que salió victorioso en las elecciones de octubre, ha dicho estar comprometido a reformar las instituciones supuestamente cooptadas por el PiS y a restaurar la adhesión a los estándares democráticos de la Unión Europea.