Carlos Arturo Landázuri Cortés, alias Comandante Gringo, máximo líder de la disidencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) conocida como Oliver Sinisterra, marginada del proceso de paz de 2016 y traficante de cocaína, fue detenido ayer por la Policía de Ecuador.
El Comandante Gringo fue aprehendido en la provincia de Imbabura (norte andino), luego de “actividades investigativas y de inteligencia realizadas durante 3 meses”, informó en X el comandante de la Policía, César Augusto Zapata.
Landázuri reemplazó en la comandancia de la Oliver Sinisterra al ecuatoriano Walther Arizala, alias Guacho, abatido por militares colombianos en diciembre de 2018. Entonces, las autoridades calculaban que tenía unos 24 años.
Landázuri está entre los más buscados de Colombia y es señalado de participar en el secuestro y asesinato de un equipo periodístico del diario ecuatoriano El Comercio en 2018.
La captura ocurre en momentos en que Ecuador vive una de las peores arremetidas de las bandas del narcotráfico desde hace dos semanas, asociadas con carteles de Colombia y México. El gobierno responde con una dura ofensiva militar bajo un estado de excepción y declaratoria de “conflicto armado interno”.
Las autoridades ecuatorianas incautaron 22 toneladas de cocaína el fin de semana, uno de los mayores decomisos en la historia del país.
Según la Fiscalía colombiana, la Oliver Sinisterra es una de las “organizaciones trasnacionales dedicadas al tráfico de cocaína” y “domina” el mercado de la droga en el suroeste de Colombia. /CON INFORMACIÓN DE AFP
Medio millón de afganos abandonan Pakistán tras ultimátum: OIM
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) anunció ayer que más de medio millón de afganos abandonaron en los últimos cuatro meses Pakistán, cuyas autoridades decretaron previamente un ultimátum para el retorno a su país de aquellos en situación irregular.
Unos 500 mil 200 afganos volvieron a su país entre el 15 de septiembre y el 13 de enero, según la agencia de la ONU que promociona la migración humana.
Las autoridades pakistaníes dieron plazo hasta el 1 de noviembre para que los 1.7 millones de afganos en situación irregular se marcharan del país.
Muchos prefirieron partir por su propia voluntad antes que ser detenidos, internados en los centros de detención construidos para la ocasión y finalmente deportados.
Algunos de los afganos que se marcharon vivieron durante décadas en Pakistán, donde buscaron un refugio huyendo de los conflictos en su país.
Entre ellos, unos 600 mil afganos habían huido de su país tras el retorno al poder de los talibanes, en agosto de 2021.
A su llegada a Afganistán, los migrantes reciben una pequeña ayuda gubernamental y de las agencias de la ONU.
Pero deben retomar sus vidas desde cero en un país con una economía devastada, una alta tasa de desempleo y una crisis humanitaria.
La ONU teme que “algunos afganos obligados a volver a su país se expongan a persecuciones, detenciones arbitrarias y/o tortura o malos tratos”. /AFP