El Parlamento de Turquía ratificó la adhesión de Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tras más de un año de negociaciones que debilitaron el objetivo de las potencias occidentales de mostrarse unidas frente a la invasión rusa de Ucrania.
La candidatura sueca fue aprobada por 287 votos a favor y 55 en contra, pero aún necesita el respaldo de Hungría para ingresar a la Alianza Atlántica, de 31 miembros.
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“Hoy hemos dado un paso más hacia la plena integración en la OTAN”, reaccionó el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, en la red social X.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, celebró la decisión de los legisladores turcos.
“Cuento con Hungría para completar su ratificación nacional [la de Suecia] tan pronto como sea posible”, declaró en un comunicado.
El país nórdico presentó su candidatura poco después del inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, al mismo tiempo que la vecina Finlandia, que fue admitida el pasado abril.
Al presentarse como candidatos, ambos países rompieron con su política de neutralidad heredada después de la Segunda Guerra Mundial, y con su no alineamiento militar desde el fin de la Guerra Fría.
A diferencia de Finlandia, la candidatura sueca se enfrentó a una serie de obstáculos de Turquía, que acusó al país de albergar a militantes de movimientos kurdos calificados de “terroristas” por Ankara.
Ante la presión turca, Suecia reformó su Constitución y adoptó una nueva ley antiterrorista.
Pero en diciembre, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan condicionó también el ingreso de Suecia a la aprobación “simultánea” por el Congreso estadounidense de la venta de cazas F-16 a su país.
Ankara también exigió a Canadá que autorizara la venta a Turquía de un componente óptico utilizado en la fabricación de drones de combate.
La entrada de un nuevo país a la Alianza Atlántica debe ser ratificada por el conjunto de sus miembros antes de ser efectiva. El último que falta es Hungría, el único país de la OTAN en conservar estrechos vínculos con Moscú pese a la invasión de Ucrania.
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El primer ministro húngaro, Viktor Orban, invitó a su homólogo sueco en Budapest para tratar de arreglar los últimos obstáculos que impiden un voto favorable del Parlamento local.
Budapest, que ha dado su apoyo de principio a la entrada de Suecia, lleva meses demorándose. Las autoridades piden a Estocolmo que cese su política de “denigración” del gobierno húngaro, acusado de girar hacia el autoritarismo.
El ministro sueco de Relaciones Exteriores, Tobias Billstrom, afirmó sin embargo que su país no tenía “ninguna razón” para negociar con Hungría.
CSAS