Nuevamente, la víctima es el gobierno y no los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa y sus deudos.

 

Las declaraciones de López Obrador en su mañanera y la carta que envió la secretaria de Gobernación Luisa María Alcalde a la ministra Norma Piña, presidenta de la Corte, fueron presentadas como un “compló’’ no para desacreditar al Ejército sino para exhibir la incompetencia gubernamental para resolver el caso.

 

Lo de López Obrador no sorprende, porque siempre van en el mismo sentido; si hay una masacre, la que sea, los medios la utilizan para desprestigiar su gobierno.

 

Pasa lo mismo si se cae el Metro, si se inundan Tabasco o Tula, si hay pueblos fantasmas en varios estados del país por la migración forzada de sus pobladores a causa de la violencia del narco.

 

Lo que sorprendió es que se difundiera una carta que Alcalde le envió a la ministra Piña pidiéndole “tomar en consideración’’ sugerencias que el gobierno federal, en su nombre, hacía sobre el caso del cambio de medidas cautelares de 8 de los militares acusados de participar en la desaparición de los normalistas.

 

Sorprende por chabacana y porque exhibe un desconocimiento total de la división de Poderes.

 

No era a la ministra Piña a quien se debió enviar la carta con sugerencias o recomendaciones sino al fiscal Alejandro Gertz Manero, que no se inconformó cuando el Tribunal Colegiado ante el cual se pidió el cambio de medidas cautelares resolvió enviar a la juez del caso la solicitud para que se cambiaran a favor de los militares.

 

En otras palabras, la FGR pudo haber impugnado la decisión del Tribunal Colegiado, pero no lo hizo, por quién sabe cuáles extrañas razones.

Algunos conspiracionistas consideran que el “olvido’’ fue a propósito para que los militares, con los que este gobierno se lleva de piquete de ombligo, pudieran llevar su proceso en libertad; es decir, hacerle un favor a los de verde olivo.

 

Y otros piensan que igualmente se trató de una maniobra palaciega para alentar la animadversión en contra del poder judicial y posicionar en la agenda de campaña la “urgencia’’ de elegir a jueces y magistrados por la vía del voto ciudadano.

 

Como sea, el Consejo de la Judicatura Federal explicó ayer con peras y manzanas el por qué se tomó la determinación de cambiar las medidas cautelares.

 

Exhibir una carta no elimina el hecho de que al gobierno -léase FGR y Gobernación- le ha faltado oficio para completar una investigación de un hecho que este 2024 cumple diez años de ocurrido.

 

Seis de los cuáles, serán responsabilidad del gobierno del cambio.

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Ahí viene Donald Trump.

 

El muy polémico empresario ganó ayer la elección primaria del Partido Republicano en New Hampshire, lo que se suma a su victoria en Iowa.

 

Trump prácticamente no tiene rival pues en los Estados Unidos se da casi como un hecho que su única contendiente, Nikki Haley, declinará en los próximos días a su favor.

 

Durante su primer periodo como presidente, Trump dio trato de patio trasero a México.

 

Amenazó con no firmar el tratado comercial trilateral, con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas si el gobierno no contenía la migración de Centroamérica.

 

Presionó y presionó hasta que López Obrador envió a las fronteras norte y sur de nuestro país a más miembros de la Guardia Nacional que los que había en los estados para garantizar la seguridad pública.

A menos que la Corte estadounidense lo encuentre culpable de alentar un golpe de Estado o que le descubran “más muertos en el clóset’’, Trump volverá a ganar en noviembre.

 

     @adriantrejo