Además del Ejército y la Marina, muy pocas instituciones encarnan mejor a la nación y merecen el respaldo popular de manera más completa.

Los libros de historia de varias generaciones después de la Revolución mexicana de hace un siglo y 24 años insisten en los valores alrededor del Ejército y de su manera de ser centro de orden, solidaridad y confiabilidad.

Aun en esta etapa de violencia localizada en algunas regiones, incluso después de todos los episodios del 68 hasta el último capítulo en la tragedia de Ayotzinapa, las fuerzas armadas permanecen básicamente muy vertebradas popular y mediáticamente.

Sus porcentajes aprobatorios son superiores al 80 por ciento, según las mediciones más recientes del INEGI a través de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU). No es necesariamente la misma historia con las policías.

La construcción de la confianza en ellas es un proceso complejo y multidimensional, implica la interacción entre las instituciones y la comunidad. Herman Goldstein, un criminólogo estadounidense fallecido en 2020, sostiene en su teoría del “policing problem-oriented”: la confianza se construye cuando la Policía demuestra un compromiso genuino y aborda de manera eficiente los problemas.

De acuerdo con la ENSU, la efectividad y la confianza de las instituciones federales ha incrementado en promedio tres puntos entre 2018 y 2023, durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, quien en su mañanera de ayer destacó los trabajos de la Marina y el Ejército en casos de desastres o en la pandemia con el apoyo a la distribución de vacunas.

En la Ciudad de México, la reputación de la Policía al mando de la Secretaría de Seguridad Ciudadana tiende a mejorar. Entre 2018 y 2023, la percepción de efectividad creció 14 puntos y la confianza 9.5. En ese mismo periodo, los delitos de alto impacto bajaron 60 por ciento y la percepción de seguridad mejoró 28 puntos.

Los indicadores están alineados, aunque con mayor profundidad en algunas alcaldías donde se distingue un mayor compromiso en la contribución a la estrategia diseñada desde el gobierno central por Claudia Sheinbaum y continuada por Martí Batres.

En Iztapalapa, por ejemplo, el compromiso y voluntad de colaboración de la exalcaldesa Clara Brugada condujo a un mejor reconocimiento en el trabajo de la Guardia Nacional, con un 72 por ciento de percepción de efectividad y 89.6 en confianza. Los resultados colocan a la alcaldía en el sitio 11 en tasa de delitos de alto impacto por cada 100 mil habitantes, con 248.

En contraste, demarcaciones gobernadas por partidos opositores al mayoritario reticentes al reconocimiento de una estrategia nacional y del gobierno de la CDMX, como la Benito Juárez tienen una tasa de 341, y su evaluación a la GN es de 55 por ciento en efectividad y 81 por ciento en confianza.

La reputación policial va en aumento. Profundizarla demanda compromiso genuino. Y, claro, menos grilla.

 

        @guerrerochipres